Quisimos esperar ex profesamente un período prudente que nos permita escribir sobre lo que significó Cheo Feliciano para la música y la latinidad en general, aunque sabemos que lograr el absoluto desapasionamiento cuando se trata de una figura tan adentrada en el sentimiento popular es imposible.
De Cheo Feliciano se ha dicho casi todo: Que nació en Ponce, Puerto Rico, el 3 de julio de 1935. Que tuvo sus inicios como office boy de la Orquesta del maestro Tito Rodríguez y que luego saltó a la tarima como vocalista del Joe Cuba's Sextet. Que se casó en 1959 con Socorro Prieto León, conocida como Cocó, su compañera de siempre y motor e impulso de su carrera artística y soporte familiar en todo momento. Que cayó en el terrible mundo de las drogas en los años sesenta y que luego de rehabilitarse y volver a empezar se encumbró hasta lo más alto de la salsa integrando el sello Fania y siendo miembro fundador de Fania All Stars bajo la dirección del maestro Johnny Pacheco. Que logró grabar una larga lista de discos, colocando éxitos en todas sus producciones, abarcando varias décadas de vigencia con su música, gracias a la talentosa voz que lo acompañó y la vitalidad intrepretativa que impregnaba en sus canciones, sobre todo los boleros que tan románticamente cantó. Que represnenta para los latinos una huella de superación y una inspiración por los logros conseguidos, a fuerza de trabajo y esfuerzo, volviendo a empezar de ser preciso, pero siempre con la sencillez de las personas grandes.
Un hombre completo por donde se lo mire, Cheo Feliciano fue siempre un carismático artista, que no objetó acompañar, posar y dar la palabra precisa en el momento adecuado, entregado a su público en todo momento, agradecido y respetuoso. Un artista completo.
No te olvidamos Cheo, sigues vigente, presente, actual. Cántanos como siempre, interpreta como nunca.