In Memorian
Leandro “Gato” Barbieri
(Rosario, 28 de noviembre de 1932 - Nueva York, 2 de abril de 2016)
Cuando a mediados de los años noventa tuve la enorme fortuna de acceder a la película "Last Tango in Paris" en la extinta Filmoteca del MALI fue como si estallara una bomba descomunal en mi cerebro y en mis emociones. Y es que la cinta tiene elementos realmente atrapantes: el maestro Brando, la dirección del genio Bertolucci, una historia sombrìa y al límite de la naturaleza humana y la sobrecogedora banda sonora del Gato Barbieri.
Desde ahí, sin más trámite, me hice profuso seguidor de la música del maestro Gato, una música, y por eso es que su composición calzó tan bien con la cinta de 1972, siempre introspectiva, resonante, emotiva, convulsiva, es un jazz único en su especie, salido de una gran pantalla cinematográfica, la película de la vida misma.
Una de mis más grandes obsesiones por aquella época fue conseguir el soundtrack de "Last Tango in Paris", algo que logré algunos años después en un centro comercial casi olvidado de la ciudad de Arequipa, ciudad del sur del Perú.
Siempre que el jazz me queda corto acudo irremediablemente al maestro Gato, su sonido me devuelve la intranqulidad, la profunda sensación del abismo de la música, caer y volver a levantarse. Su música es reconstructiva, depresiva en muchos casos pero por ello mismo esperanzadora. Una especie de gran prueba de fuego para el ser humano, saber escucharla y poder sobrevivir a esa experiencia alucinante, sobrenatural.
Y con sus 83 años, aunque olvidado para el grueso del público, el maestro seguía presentándose en el Blue Note, conciertos que han debido ser cancelados por su partida de hoy. Una partida que se mezcla entre la pena abrasadora por la ausencia permanente de una luz musical en el mundo, y la certeza de su paso a la eternidad del pensamiento y la memoria, sentimientos encontrados pero vibrantes.
El maestro Gato se sentìa un ciudadano del mundo, argentino de alma sí, pero ajeno por sobre todos los grupos. Solìa decir, "tanto que los músicos de jazz no me consideran un músico de jazz y los músicos latinos no me consideran un músico latino, será porque he hecho todo lo posible por complicarme la vida". Una música compleja, comprometida, furiosa, confusa, sucesora de Coltrane. Como decía su más reciente productor, el tambien músico y trompetista Herb Alpert, "Gato Barbieri irrumpió en el mundo del jazz como una bengala".
A pesar de que al maestro no le gustaba pensar en que sería recordado por el público que tanto siguió su música lo cierto es que esa misma música es parte de nuestras vidas, así como la piel guarda memoria gráfica de las heridas que tuvo a lo largo de la vida. Y esa música es una herida profunda y sentida, que se queda en el pellejo como cicatriz de las complejas y retorcidas complejidades de la vida del ser humano.
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