Cuando la salsa se gansteriza
Definidos a sí mismos como componentes esenciales de una nueva generación de salsa dura, Sonido Criminal se formó a partir de una propuesta genial del salsero de New Jersey Carlos Mojica en el año 2006. Herederos como son de las historias exitosas e influencia musical de los grandes de la salsa histórica, esta su primera placa discográfica viene arrollando con aquello que ellos conceptualizan como “una experiencia refrescante e inspiracional”.
Pero no es la primera ocasión en que nos tropezamos con contextos o temáticas similares, asistimos ya desde poco menos de una década a la instalación de un concepto que linda con lo hamponesco, para darle quizás un atractivo adicional al producto final, como ha sucedido con otras orquestas. Este nuevo proceso de “gansterización de la salsa” ha adoptado con Sonido Criminal ya una forma y una presencia importante en las vertientes del género. No terminamos todavía de enteder qué aporte significativo puede aportar el contexto de producción temática a la salsa como producto musical, pero entendemos más bien a qué sectores está dirigido, y eso es algo que puede preocupar a más de un entendido porque se podría tender a confundir y perder de vista el sentido estructural de una pieza musical con el segmento poblacional al cual está siendo dirigido, como si ello fuera necesariamente un requisito de aceptación en aquellos sectores que tradicionalmente escucharon salsa, aunque por otros motivos y en otros conceptos.
Sociológicamente hablando, creemos entender que es un ciclo natural al cual debía llegar la evolución del género habida cuenta de su proceso de maduración propio, casi podríamos decir que después de 40 años la salsa se ha institucionalizado como género y los nuevos artistas advierten que necesitan de cierta contextualización para recuperar aquellos adeptos que por naturaleza ya perdieron el interés en un género que nació en los extramuros de lo oficial pero que con el paso de los años ya se adorna de epítetos y es casi oficial de una sociedad transtornada por las formas más que por los fondos.
Disquisiciones aparte, el disco como producto ofrece ciertamente un sonido fresco, duro pero no forzado, aunque parece torcer su equilibrio en algunas propuestas. Incluso saludamos la propuesta compositiva del líder y creador del grupo, nacido en Patterson de padres puertorriqueños, sello que quizá sea el elemento determinante del sonido que ha producido, con aires arrabaleros y letras humanas. Un excelente comienzo para esta agrupación joven que viene con todo y promete quedarse a ofrecernos más.
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