El contrabajista islandés Tomas R. Einarsson vuelve a sorprender a su público, esta vez dejando de lado el contrabajo para asumir el bongó, instrumento de percusión que es el protagonista de su más reciente disco, la producción "Bongó" (2016) grabada para el sello Blánott y que llega con toda la fuerza islandesa y la magia de esa fusión tan bien comprendida y ejecutada por el maestro Einarsson.
Tras una copiosa y magnífica discografía, y haber participado en numerosos festivales de jazz como la figura más fresca y representativa del jazz en Islandia, el maestro Einarsson ha sabido desentrañar la clave afrocubana que se esconde tras la percusión y la clave latina.
Desde "Kubanska" del año 2002, su primer trabajo de latin jazz, Einarsson se adentró en esa maraña de ritmos y sabrosura, atrapado por la cadencia y las infinitas posibilidades creativas musicales que alberga esta música maravillosa. Su trabajo "Havana" de 2003, grabado en la propia isla de Cuba, es muestra más que clara de todo este romance que, con el tiempo, se ha vuelto un feliz matrimonio.
Energía, habilidad, interpretación, sensibilidad, son algunas de las virtudes de la música de Tomas R. Einarsson, impregnada de manera personal en su composiciones y arreglos, transmitiendo la fuerza y vitalidad de la música afrolatina.
En este nuevo disco, además del excelente trabajo de orquestación sobre composiciones propias nacidas en el calor de la bella Santiago de Cuba, la cuna del son, intervienen además los vocalistas Sigríður Thorlacius y Bógómíl Font (Sigtryggur Baldursson) como invitados especiales.
"Lo primero que supe de Santiago de Cuba fue que de esta ciudad eran muchos de los mejores músicos de Cuba. Conocí a uno de ellos, el tresero César Hechavarría Mustelier, en La Habana en el año 2000. Desde entonces me ha animado a visitar a esta cuna de la música cubana y en enero 2016 volé finalmente desde La Habana a Santiago de Cuba. El ritmo en estas dos ciudades es distinto; en La Habana está más parecido a mambo, comparado con un son tranquilo en Santiago", afirma el mismo Einarsson sobre la motivacion especial que tuvo para esta nueva producción, como si la nostalgia nórdica se hubiera vestido de son para saborear un buen ron.
Y continúa reseñando Einarsson, "alquilé una habitación en una pensión. El hijo de la casa me prestó su bongó y en las mañanas fui al tejado donde reinaba el sol para practicar el bongó y probar líneas musicales. Después de una estancia de tres semanas, había visto y escuchado a los mejores grupos de la ciudad por lo menos tres veces. No se veía ninguna batería, pero sí congas, bongó, guiro, maracas, claves y maracas. No se oía la salsa agresiva de la Casa de la Música en Centro Habana o raperos, o salsa con techno, solamente músicos que tocaban y cantaban según la tradición. Muy retrógrado y muy, muy encantador. Un día me dije, sería muy divertido hacer música latina con lírica en islandés donde los músicos sentían la alegría de tocar juntos y así crearían esta atmosfera de felicidad que pude sentir en la Casa de la Trova en Santiago a pesar de la escasez material. Y empecé a escribir e-mails en la terraza de Hotel Casa Granda… Y cuando grabamos esta música en agosto en Islandia, con todos estos instrumentos de percusión, acordes, metales y vocales, me sentí como estuviera otra vez en la Casa de la Trova de Santiago…”.
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