Lo dije antes, la mente no siempre va al mismo ritmo que el cuerpo. Esa sensación de piel erizada y deleitación absoluta por ver a una grande de nuestra música afrolatina ya la sentñi antes al ver, en ese mismo escenario, a Compay Segundo y a Ibrahim Ferrer, ellos disfrutan de cantar en un escenario y su mente sigue teniendo 20 años, están llenos de energía y vitalidad, aunque sus cuerpos ya están gastados y lentos.
Omara Portuondo no es la excepción. Es pura energía, es contagiante alegría, complicidad con sus jòvenes músicos, entrega al público. Y si el acompañamiento es el correcto, puede darse el lujo de tener un porcentaje alto de improvisación en la interpretación, en la ejecución musical y hasta en el repertorio. Así es de grande y humilde a la vez.
Pocas artistas se dan en lujo de hacer nuevas grabaciones de sus primero álbumes, como es el caso de la Portuondo, quien luego de casi 60 años volvió a grabar su célebre "Magia Negra", esta vez al lado del virtuodo pianista cbano Roberto Fonseca. El resultado es en efecto, magia pura, deleite y exquisitez.
La noche del 15 de julio en Lima fue clarificante en todo el sentido, desde que se la vio aparecer en escenario, sujeta del brazo por el pianista Rolando Luna, sentarse en su silla, hacer una que otra irrupción en el vacío para giras las caderas cubanas que tantos recuerdos deben tener de sus días más gloriosos, con las D'Aida, con Adalberto, con Compay Segundo, con su hermanito Ibrahim.
Sus gritos de guerra, lanzados contra la noche, nos decían una y otra vez que Omara todavía está de pie. Y su canto no dejó nada a la imaginación, sorprendió con notas altas, manejo de las armonias y las escalas, graves emotivos, largos finales, remates aguerridos. Toda una revelación fue además comprobar que la improvisación es un platillo muy refinado, que solo los valientes y virtuosos pueden permitirse.
Y cantó para todos, aunque en algún momento afirmó para algun distraido asistente que "Tula no ha venido". Para mí, el cierre con una versión corta pero emotiva de "Allí" fue quizás lo mejor de la noche.
Los músicos que la acompañaron en el Centro de Convenciones del Hotel María Angola de Lima fueron:
Piano - Rolando Luna
Contrabajo - Gastón Joya
Batería - Rodney Barreto
Congas, Bongó y Timbal - Andrés Cuayo
Y sobre los músicos, mención aparte. La maestra no hace sino corroborar algo sabido por mucho y tenido por verdad ajena. Cuba es una fuente inagotable de grandes talentos innatos pero cultivados de músicos de primer nivel. Es el caso en particular de los maestros Rolando Luna y Gastón Joya, pianista y cntrabajista de excelente calidad que estuvieron al frente de los mejores solos y entrañables momentos del concierto.
Al primero, Luna, habanero de nacimiento, lo hemos estado siguiendo desde su participación en numerosos discos de latin jazz y música académica cubana, pero su aporte discografico más relevante llega de la mano de Fernando Trueba, quien lo convocó para participar en el soundtrack de la cinta animada "Chico & Rita" de 2011.
Por su parte, Gastón Joya Perellada, se desenvuelve con solvencia entre la digitación pura y dura y el arco maravilloso que ejecuta sobre las cuerdas como las caricias más preciadas. Es uno de los músicos más solicitados de la actualidad jazzística en Europa aunque él prefiere siempre volver a su Guanabacoa natal, al igual que el baterista Rodney Barreto.
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