FERNANDO TRUEBA
El director ganó el Oscar a la mejor película extranjera en 1994 por Belle Epoque. ¿Se llavará el segundo este año?
Por Sergio Burstein / Manganzon.com
Fernando Trueba es un artista sumamente versátil. Su interés particular —pero no exclusivo— en historias relacionadas a la Guerra Civil y sus consecuencias (El año de las luces, Belle Epoque, La niña de tus ojos) ha dado paso al interés por la música de otras latitudes, con los documentales Calle 54 (sobre la escena actual del latin jazz) y El milagro de Candeal (sobre los esfuerzos educativos del músico Carlihnos Brown en una favela).
Recientemente, Trueba retomó el tema para llevarlo a la ficción animada, en el increíble largometraje Chico & Rita, que cuenta la historia de dos músicos (él pianista, ella cantante) cuyas vidas se encuentran y desencuentran mientras intentan subsistir en la Cuba anterior a la Revolución y, más adelante, en la turbulenta ciudad de Nueva York.
La película se basa en las experiencias del legendario pianista Bebo Valdés. Para lograr esta incursión en la novedosa área de los dibujos animados, Trueba unió esfuerzos con el diseñador Javier Mariscal, y los resultados fueron tan buenos que la cinta ha sido elegida por la Academia para competir en la categoría de Mejor Película Animada. Tuvimos la grata oportunidad de reunirnos con el cineasta y esto es lo que nos dijo.
Dirigiste esta película con otro, pero es evidente que tu participación resultó trascendente, porque el proceso inicial se llevó a cabo con actores reales y hubo un manejo cinematográfico completo, con el empleo de ‘dolly’ y artilugios similares. ¿Cómo fue el proceso?
Lo hice sobre todo en lo que se relaciona a los actores y la parte dramática; cuando había una persecución, era creada totalmente por el departamento de animación y de 3D. Esta película parte del deseo mío y de Mariscal de trabajar juntos; nos habíamos hecho muy amigos y hablamos durante años del sueño de hacer un proyecto de animación de manera conjunta, hasta que nos dimos cuenta de que dos de las cosas que nos gustaban más eran la música y Cuba. Empezamos entonces por ahí, y después de siete años, descubrimos que habíamos hecho Chico & Rita.
Yo me encargué de la parte cinematográfica, es decir, del guión, del ‘story board’ y de la planificación visual (que incluye los movimientos de cámara), y él de la parte plástica, es decir, de la luz, de los colores y de los fondos, elementos todos que resultan esenciales para una película de este tipo. En este caso, mi trabajo estuvo al servicio del arte de Mariscal y de la música, que son los dos bombones del pastel.
La participación de Bebo Valdés fue muy importante, no sólo porque el personaje de Chico se inspira en él, sino porque grabó casi toda la banda sonora. Es la tercera película que haces con Bebo (participó antes en Calle 54 y El milagro de Candeal), por lo que debes tener ya una relación muy especial con él.
Es muy, muy cercana. Yo digo que es una historia de amor, porque es un ser maravilloso. Pero ya está muy mayor; se había retirado incluso antes de esto, al rebasar los 90 años, porque ya no podía mantener la vida de conciertos. Ahora tiene 93. “Chico & Rita” ha sido su último trabajo, y lo más bonito para mí ha sido podérselo enseñar. Me fui con la primera copia a Málaga (vive entre esa ciudad y Estocolmo), para mostrársela tanto a él como a Estrella Morente [que aparece representada en la película con su nombre original], y cuando acabó la proyección, Bebo me abrazó y se puso a llorar como un niño. Fue un momento que no olvidaré nunca en mi vida.
Y es probable que cualquiera que la vea se emocione también, porque tiene un fondo de historia de amor clásica y hasta trágica que conmueve.
Es una película muy emocional, y lo fue sobre todo para Bebo. Nunca había pensado en eso, pero una de las cosas que me dijo es que la gente podrá seguir escuchando su música gracias al filme una vez que él ya no esté aquí. Es algo muy importante para un artista, y me permitió darme cuenta de que, aparte de convertirse en testimonio de la época dorada de este tipo de jazz, la película es un testimonio del arte del propio Bebo.
Además de haberte permitido incursionar en un área inédita para ti, la de animación, Chico & Rita te ha dado la oportunidad de dejar de lado el fantasma de la Guerra Civil que te ha perseguido en el cine no documental que has hecho…
[Sonríe] Mira, yo he hecho varias comedias que no hablan de la guerra ni de la posguerra, como Opera prima, Sal gorda, Two Much y El baile de la victoria, que se hizo en Chile. Las que sí han tocado el tema han sido historias de personajes donde la guerra está como telón de fondo, no como asunto principal. Lo hago porque me gusta mucho la recreación de épocas pasadas, ya que ésa es una de las posibilidades mágicas que te brinda el cine; y Chico & Rita va también por ese lado.
Hay un aspecto interesante en la película relacionado a la participación de cubanos de uno y otro lado. Bebo salió de Cuba hace varios años por razones aparentemente políticas, pero la parte de la cinta con los actores se hizo en La Habana, y el guión mismo tiene discretas alusiones a la situación que se vive actualmente por allá. ¿Cómo se inscribe “Chico & Rita” dentro de la polémica interminable entre los cubanos de la isla y los de Miami?
Tengo amigos cubanos por todo el mundo, incluyendo a Cuba. El arte debe pasar por encima de las fronteras y por encima de los problemas políticos; se habla ahora mucho de la globalización, pero ésta había sido inventada antes por los artistas. Chico & Rita cuenta la historia de dos músicas que se mezclaron, del origen de un jazz afrocubano, que en la práctica fue una manera de saltarse las fronteras y las reglas. Y creo que la película misma hizo algo semejante, porque fue producida por españoles e ingleses y cuenta una historia de cubanos que transcurre en Nueva York y La Habana. El arte nunca ha aceptado las restricciones políticas, aunque las ha sufrido muchas veces.
Uno de los personajes más llamativos en la cinta es Chano Pozo, que aparece retratado como un tipo muy efusivo que gusta del alcohol y la marihuana y se mete siempre en peleas. ¿Qué tipo de investigación se hizo para caracterizar a estas figuras históricas?
Fue muy bonito recrear a Chano, que aunque fue alguien real, se encuentra ahora dentro de los terrenos de la leyenda. Fue asesinado por “Cabito” [un traficante puertorriqueño] en el Rio Café de Harlem, y ésa es una escena que la película reconstruye; pero existen varias versiones sobre el hecho, incluyendo una que dice que esto pasó mientras Chano escuchaba en el jukebox del bar “Manteca”, un tema que había compuesto a medias con Dizzy Gillespie, y que en el argot de la época quería decir ‘marihuana’. Claro que estamos hablando de un personaje cercano al ‘western’ y, como lo decía el gran John Ford: “Print the legend”.
Ha causado sorpresa entre muchos estadounidenses que se haya nominado a Chico & Rita y no a “The Adventures of Tintin” de Steven Spielberg, que emplea una animación muy costosa y avanzada, mientras que la tuya recurre a un estilo simple y directo que no le ha agradado a algunos críticos.
Yo creo que eso va a favor de la película, porque lo que hicimos es una reivindicación de la ilustración, tomando como opción la línea gruesa. Queríamos que la cinta fuera profundamente humana, que el espectador se sintiera afectado por lo que le ocurría a los personajes, pero sin buscar esa tontería de hacer animación que parezca real, porque para eso tenemos ya a la misma realidad. Lo que buscábamos era una animación que luciera justamente como si hubieras abierto un álbum de Tintin, que de hecho está realizado sobre la base de la línea gruesa. Spielberg es un maestro al que no se le puede negar nada, pero creo que en este caso se metió en un terreno demasiado francés. Tintin está muy lejos de la cultura americana.
¿Ganarás el Oscar?
No creo; dicen que hay otras favoritas. Pero estar aquí con una película como ésta nos hace sentir ya como si hubiéramos sido premiados, o al menos reconocidos; y eso es algo que celebramos.
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