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domingo, 20 de octubre de 2019

40 aniversario de "Rican-Struction" (1979)


Uno de los acontecimientos más relevantes en la historia de la salsa, del sello Fania Records y de la trayectoria del genial Ray Barretto, qué duda cabe, es la grabación del célebre álbum "Rican-Struction" (1979), del que celebramos el 40 aniversario, que ha sido materia de numerosos estudios y semblanzas, y que representa motivo más que suficiente y necesario para recordar y comentar algunos detalles sobre esa histórica grabación, su contexto e impacto, su trascendencia y prevalencia a lo largo de los años. Acompáñennos en este recorrido por la historia de una producción de antología que sigue cautivando a propios y extraños por su riqueza y enorme valor cultural. Comencemos.


Cuando terminaba 1975, el maestro Barretto estaba listo para dejar al sello Fania Records, logrando una relación prometedora con el sello Atlantic, otra de las ideas de marqueteo y penetración en mercados anglosajones que tuvo Jerry Masucci para su sello Fania Records. La visión de Barretto era lograr, gracias a Masucci y a Ramón Silva de Atlantic, una mayor exposición de su orquesta y expandirse a nuevos mercados con una propuesta de fusión musical que trascendiera a la salsa. 

Pues bien, contrario a lo que pensó, el paso del maestro por el sello Atlantic fue poco generoso. De hecho, sus producciones por esos años tuvieron muy poca recepción y aceptación por parte del público y la crítica. De esos años son los álbumes: 
  • (1976) Tomorrow: Barretto Live
  • (1977) Eye of the beholder
  • (1978) Can you feel it?




Sin embargo, con la calma de los años, el material grabado en estas placas es por demás interesante, aunque para un oído más bien acostumbrado al Barretto salsero es claro que se estaba trasgrediendo todos los cánones entendidos en ese momento. 

Fuera del álbum "Tomorrow: Barretto Live" (1976), que incluye temas de salsa de la era Fania y en el que sobresale el sabroso tema Ban Ban Quere, soberbio arreglo de Gil López con participación vocal de Rubén Blades y solo de flauta de Art Webb, los arreglos de los discos en Atlantic son de auténtico crossover, definiendo una ruta no explorada hasta ese momento, cocinando una fusión entre el jazz y el funk, algo que en otros escenarios había funcionado, como en el caso de los trabajos de Herbie Hancock o George Benson, entre otros. Sin duda, ambos discos son materia de estudio y disfrute, pero esa es otra historia. 


Aquel disco grabado en vivo recoge el concierto realizado en el Beacon Theatre de New York, gracias a las gestiones de Ralph Mercado y Ray Avilés, la noche del 28 de mayo de 1976, y le permitió a Barretto entrar con buen pie en las filas de Atlantic, pero además seguir en contacto con sus compañeros de antaño, Orestes Vilató y Adalberto Santiago que, como se sabe. habían dejado la orquesta original del 'Manos Duras' en 1973. De hecho, el primer álbum de Adalberto como solista, grabado en 1977, fue producido por Ray Barretto. 

Sin embargo, Barretto percibía muy poca atención de su nueva casa discográfica hacia sus trabajos, traducido específicamente en falta de difusión comercial de sus discos, sumiéndolo en sentimientos encontrados de frustración y preocupación, estado de abstracción que se coludió con un accidente de serias e impredecibles consecuencias en el tendón que conecta el brazo con el pulgar derecho. La solución para ello fue la acupuntura, tratamiento alternativo que al cabo de casi 2 años logró lo que la medicina tradicional no había conseguido.


No es difícil entender la circunstancias que atravesaban los pensamientos y emociones de Barretto, necesitaba un golpe directo en todo sentido en su vida, un impulso que solo la música podía darle. Con eso en mente, buscó a su viejo cómplice Adalberto Santiago y a Jerry Masucci, estaba decidido a volver a firmar con Fania Records y sacar adelante un proyecto de madurez y recuperación, uno que hiciera posible la confluencia de sus sueños, plasmar esa visión que le quitaba el sueño: hacer un disco de vanguardia, pero sin alejarse de la Salsa que lo había encumbrado como líder indiscutible de la movida. 

La primera reacción de Masucci fue lanzar un álbum que mantuviera viva la esencia del Barretto salsero entre los fanáticos, de modo que, utilizando algunos sets del concierto del Beacon Theatre del '76, se lanzó el álbum "Gracias" (1978) que trajo u nuevo respiro al conguero para preparar su movida maestra. 


Ya en marcha la producción, en Fania se convocó a Izzy Sanabria para el diseño de portada y buscar un nombre al álbum, algo que resumiera el ingenio, creatividad, lucha y esfuerzo del músico. El diseño final de la carátula estuvo a cargo de Jorge Vargas, un dibujante muy talentoso designado por Sanabria para desempeñar el reto. El periodista, escritor y apasionado investigador colombiano Robert Téllez, autor del libro "Ray Barretto. Fuerza Gigante", explica este aspecto creativo de pre producción con mayor detalle. 

Barretto, por su lado, buscó a 2 jóvenes músicos. ambos nuyorricans, uno de ellos criado en Brooklyn, el timbalero Ralph Irizarry, y el otro proveniente del Bronx, el pianista y arreglista Oscar Hernández, con quien ya antes había trabajado. 

"Fue un sueño hecho realidad tocar con Ray, siempre fui un gran admirador suyo, el puesto de timbalero siempre tuvo mucho prestigio en su banda", afirma Irizarry, quien por ese tiempo no esperaba ser convocado por el Gigante de la Música Latina. Y sin duda tuvo que enfrentar mucho retos, quizás los más ambiciosos de su carrera, pero que forjaron no solo su arte sino su espíritu en adelante, lecciones de esfuerzo y superación que recibió del propio Manos Duras. "Hicimos muchas cosas en 'Rican-Struction' que, en mi opinión, no se había hecho antes", continúa diciendo el maestro Irizarry. 


La grabación se realizó en La Tierra Sound Studios de New York y tuvo como ingeniero a Irv Greenbaum, uno de los genios de la consola en Fania Records. La plana completa de músicos estuvo conformada por: 

  • Ray Barretto - Congas y Dirección
  • Sal Cuevas - Bajo
  • Ray Romero - Batá
  • Luis González - Bongó
  • José Fajardo - Flauta
  • Oscar Hernández - Piano
  • Todd Anderson - Saxo
  • Ralph Irizarry - Timbales
  • Papo Vásquez - Trombón
  • Héctor 'Bomberito' Zarzuela, José Febles, José Jerez y Puchi Boulong - Trompetas
  • Adalberto Santiago - Voz, Maracas y Clave
  • Adalberto Santiago, Luis González, Ray de la Paz y Tito Allen - Coro
El disco abre con 'Al ver sus campos', una composición del puertorriqueño Johnny Ortiz, uno de los más prolíficos autores de la Salsa con más de un centenar de éxitos grabados por los principales exponentes del género, tema con notas de nostalgia y por supuesto contundencia, que describe el sentimiento del hombre del campo en Puerto Rico que ve con profunda tristeza la destrucción de sus sueños, de su forma de vida, de su propio tiempo. El genial arreglo del maestro Oscar Hernández, el coro emblemático y la voz de Adalberto han hecho del tema un clásico de la Salsa. 


Un número romántico es incorporado al disco, que aparece sin crédito de autoría, otro genial arreglo de Oscar Hernández, que arranca con una cascada delicada de trompetas con sordina para desenvolverse en un coro contagioso que equilibra perfectamente con el bajo de Sal Cuevas y las congas del propio Adalberto, coronando con solos de trompeta y nuevamente un remate muy progresivo que va entrando al jazz de la mano del trombón de Papo Vásquez. 


Sin crédito de autoría en el álbum, pero erróneamente atribuido en Internet al genio mexicano Agustín Lara, el bolero Piensa en mí llega con una voz suave, sentida, poco escuchada de Adalberto, con matices delicados que hacen perfecta consonancia con el exquisito arreglo del maestro Edy Martínez y la presencia de la flauta del saxofonista Todd Anderson y nuevamente el elocuente bajo de Salvador Cuevas.


Sin duda, el que quizás sea el track más reconocido del disco, Ya ves, la sublime composición del cubano Pablo Milanés también arreglada por Edy Martínez, que da oportunidad al lucimiento de técnica musical, virtuosismo y absoluta riqueza espiritual. Un crescendo formidable va dando volumen y consistencia a un tema muy salsero con una base afrocubana que delata a Sal Cuevas, que en definitiva se roba la atención del oyente junto con el soberbio solo de piano de Oscar Hernández. 


El lado B del disco abre con el grito de guerra de Barretto para este proyecto, Adelante siempre voy, un breve retorno al Ray de siempre, de la pluma del veterano Tite Curet y arreglo de Gil López. En la orquestación sobresalen la fuerza innegable de un Barretto renacido, algo que las trompetas lucen limpiamente, el soneo de Adalberto que se suelta para darle sazón al tema, y la mención al púgil puertorriqueño Wilfredo Gómez, que en 1977 se coronó campeón mundial de peso super gallo tras noquear al coreano Dong Kiung Yum en 12 asaltos. La cereza del pastel es el solo de congas de Barretto, electrizante. con galope, contundente, que sobresale aun cuando el guajeo de Hernández es casi hipnótico. 


La que para muchos es la pieza maestra del álbum, el número Algo nuevo, composición y arreglo del saxofonista de jazz Dick 'Taco' Meza, en el que todo es absolutamente elogiable, desde las armonías, el ritmo de cha cha cha, los golpes de bombo de Ralph Irizarry absolutamente enloquecedores, el solo de flauta de Fajardo en contraste con el tenor de Anderson. La riqueza musical de Meza, adquirida en sus colbaoraciones con músicos de todas las tallas y corrientes, desde Orlando Marín hasta Celia Cruz, es plasmada en el arreglo, deja sin aliento al oyente con esos vientos tocando a unísono con la percusión. Una verdadera locura sincopada que pocas veces se ha asomado en la Salsa. 


El cierre no podía mejor, un tema de la pluma del propio Barretto y arreglo de Oscar Hernández, en clave de Mozambique, que inicia con un batá muy ceremonial a cargo de Ray Romero y se desarrolla con solos de trompeta y sets particulares en cabeza de los percusionistas. Si bien es cierto, el tema Tumbao africano ya había sido incluido en el disco "Eye of the beholder" (1977) para Atlantic, el arreglo incluido en Rican-Struction es una explosión para los sentidos, con un coro declarativo que expone la visión de Barretto, no solo para su proyecto musical específico sino para la vida misma. 


El disco fue todo un suceso comercial, le dio un nuevo aire a la música de Barretto, al sello Fania Records y a la Salsa en general. De hecho, la revista Latin N.Y. como «Mejor Álbum» del 1980, y Barretto fue igualmente distinguido como el conguero del año. Todo un suceso que hasta la actualidad sigue siendo objeto de culto y estudio, además de verdadero disfrute estético y bailable, que este año cumple y celebra 40 años de existencia y como hito de referencia obligada en la música latina.

Agradecimiento especial a: 

  • Ralph Irizarry
  • Robert Tèllez
  • Fósforo Sequera