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viernes, 25 de julio de 2008

Salsa Céltica: entre la magia de la naturaleza y la fuerza del Caribe


Nota de actualización
Miraflores, 30 de julio de 2016

La nota original la escribí en el 2008. Hice una reseña general del grupo y su propuesta musical, algo que por su enorme valor debía darse a conocer, pero hacía falta incluir música de su discografía en la nota, por ello la actualizo. 


Su disco más reciente data del año 2014, "The Tall Islands", para el sello Discos León, en el que continuaron con su idea de amalgamar ritmos y estilos, sumados todos en una compleja construcción que dio excelentes resultados, aportó mucho en la consolidación de su estilo, pero más allá de ello, contribuyó a la idea de música universal, esa que está en el alma colectiva del ser humano y del planeta como entelequia. Seguimos a la espera de una nueva producción. 

Al final de la nota pueden encontrar otros temas de Salsa Céltica para conocer más en detalle su propuesta. 



***

En Salsa Céltica se ha fusionado, casi perfectamente, la tradición caribeña del nuevo continente y la música más alegre de las altas tierras escocesas. Nadie puede terminar de imaginarse dos lugares o estilos más diferentes. O eso se cree. Salsa Céltica, un grupo de salsa cubano escocesa formado en 1996 en Edimburgo es un ejemplo impactante de música fusión que rompe barreras imaginarias y realza los vínculos entre diferentes culturas.

El miembro fundador, Toby Shippey, explica que “El grupo es orgánico, y particularmente tal y como es Edimburgo, donde hay un montón de músicos tradicionales, la mayoría de los cuales van de género en género. Quizás es diferente en ciudades más grandes donde sólo se toca un tipo de música, de tal forma que si se es un músico de jazz, sólo se toca jazz, etc. En Edimburgo es muy normal tocar muchos tipos de música diferentes. De esta manera se puede tener a alguien que toque música tradicional con un grupo, música funk con otro y luego quizás también salsa. Nosotros empezamos a dar conciertos en Edimburgo y un montón de músicos tradicionales se nos unieron. Cuando empezamos, éramos más que nada un grupo de salsa, pero luego la música tradicional empezó a mezclarse poco a poco y creo que es muy interesante”.



La pasión que Shippey tiene por la salsa se desarrolló al escucharla en una discoteca local: “Había una discoteca en Edimburgo que se llamaba Club Latino a donde solía ir con mi novia, y allí es donde escuché la música de gente como Tito Puente y Eddie Palmieri. No es que haya crecido escuchándola, no era tan fácil de encontrar en Edimburgo. Crecí escuchando lo que todo el mundo escuchaba: rock, funk, hip-hop, punk, ya sabes, lo de siempre”.

Por supuesto existen críticos que dirían cínicamente que la influencia celta del grupo es más una estratagema para vender que otra cosa, que les da un punto interesante en un mercado saturado dentro del mundo de la música. Shippey responde, aunque de buen carácter, con ligera exasperación diciendo que cree que sólo los que realmente miden el equilibrio son los fans de música tradicional más conservadores. En efecto, los salseros están sorprendidos por el hecho de que tocan con un sabor celta. No es intencionado, no hay un plan de marketing o nada por el estilo –afirma-, es simplemente algo orgánico, y con el grupo de músicos que tenemos actualmente existe un fuerte equilibrio.

Al fin y al cabo, si dan un concierto en el que 5.000 personas están disfrutando, no están haciendo nada mal. El actualizar la música tradicional y el mezclar diferentes estilos ha sido la norma musical en Escocia durante años, y de alguna manera es menos corriente tener un grupo de música puramente tradicional que tener algo como Salsa Céltica. La música Fusión no tiene nada de malo.



Actualmente, con una discografia incipiente y una larga lista de presentaciones pendientes en toda Europa en lo que resta del 2008, Salsa Céltica se presenta al mundo con una partida original de algo que una simple fusión de estilos y tradiciones, más bien –se diría- una amalgama recrujida de tendones y nervios, de almas y sentimientos, un organizado producto orgánico afiatado a partir de la diversidad cultural del mundo global y de lo que Rubén Blades llama “única raza humana”. Salsa Céltica ha fecundado bellamente un producto musical rico en diversidad y ávido de vanguardia, entendida ésta como el sentido de lo renovado, algo que va más allá de los sentidos. Y se muestra bailable, para los más sencillos.

Desde los primeros locales de jazz y clubes de bandas de Glasgow y Edimburgo, dieron sus primero pasos en la música. Después de editar su primer álbum Salsa Céltica tomó su música de diferentes partes de Escocia, desde “Skye” hasta “Mull”, desde “Iona” hasta “Barra de Lewis” a “Orkney” recorriendo diferentes y múltiples lugares. Después de todo eso, ahorraron y se dirigieron hacia Cuba para establecer contacto con los grupos de salsa, incluyendo Son14 y Sonora La Calle, y absorber así las influencias afrocubanas de La Habana y de Santiago Cuba en general. Más adelante dan un sensacional salto en el 2003 con este último trabajo alcanzando el número 5 en el ranking del World Music en Europa siendo también el primer álbum editado por Brújula Records en USA.



En el 2004 la banda toma por primera vez su fusión única con sonidos latinos y célticos en una gira por Inglaterra. Pero el punto álgido de la gira de diecinueve fechas fue la actuación del Festival de Músicas del Mundo en el “Queen Elizabeth Hall” en London South Bank como parte del festival de “La Línea” donde colgaron el cartel de “entradas agotadas” y donde pusieron a toda la audiencia entera a sus pies durante toda la función, sacando a muchos de ellos a bailar por los pasillos. En el Otoño 2004 actuaron delante de 40.000 personas como parte prestigioso en el “BBC Proms in the Park” y en noviembre fueron escogidos para cerrar el “Belfast Queen Festival”.

Pueden revisar la discografia en la página del grupo: 
http://www.salsaceltica.com/



Pueden comprar los discos de Salsa Céltica aquí: 
https://itunes.apple.com/us/artist/salsa-celtica/id32493436?l=es

Miraflores, 16/04/2008

Otros temas de Salsa Céltica que recomiendo escuchar:





miércoles, 23 de julio de 2008

Cataño, Cataño, Cataño

El apellido Cataño, rodeado de misterio, intrincados recovecos de historia perdida y largos trajinares por continentes y asentado en inusuales lugares, continúa hoy manteniendo su enigmática presencia en muchos países de América y Europa.

Mi “pariente”, el narrador y poeta canario José Carlos Cataño me ha brindado valiosa información para tratar de regresar sobre los pasos del apellido Cataño en el viejo y en el nuevo continente.



En cuanto al apellido, parece ser que procede de Catania (Sicilia). Aquella, es la segunda ciudad más grande de Sicilia; situada en la costa este, es la capital de la provincia que lleva su nombre. Con alrededor de 700,000 habitantes en su área metropolitana, a ciudad se encuentra limitada al norte por el Monte Etna, el volcán activo más grande de Europa. Fue fundada en el siglo VIII a. C., según Plutarco deriva de «Katane» ("rayadura"), por asociación con el áspero suelo del territorio lávico del que surge. Ha sido destruida siete veces por erupciones volcánicas y terremotos.


Desde ahí los Cataño pasarían a Génova y a España, a Sevilla. El Cataño que hay en España. tiene su base en Sevilla. Hasta donde se ha investigado, muchos de los Cataño, aunque procedentes de Sevilla, se instalaron en Islas Canarias, estableciéndose hasta nuestros días. Históricamente, según parece, los Cataño sevillanos, comerciantes y a lo mejor de ascendencia hebrea, tuvieron que marchar a Portugal y de ahí a América. Algún otro Cataño -muy anterior al padre de José Carlos, incluso- ya llega a Canarias con los conquistadores españoles pero no dejó descendencia.

En Italia, los Cataño tienen un antepasado común originario donde también se da la forma Cattaneo. Las investigaciones realizadas por el padre de José Carlos han dado la idea de que el apellido era originalmente Catanio, y que al pasar a España la estructura fue cambiada a Cataño incluyendo la muy española “Ñ”.

Ya en América, encontramos un antecedente portugués para el apellido, el joven soldado de caballería Pedro de Cataño, quien se opuso a la ejecución del Inca Atahualpa enfrentándose incluso a los mismos Hernando Pizarro y Hernando de Soto, considerándola una enorme injusticia. Pedro de Cataño creía que el monarca debía ser llevado a España para ser juzgado por el Rey ya que el Gobernador Pizarro no tenía competencia para sentenciar a un príncipe soberano en sus propios dominios. Por sus ideas contrarias, Cataño fue apresado.

Luego de la conquista, con la suscripción del Acta del Reparto , se le entrega a Pedro de Cataño el pago correspondiente a un oficial de caballería, en más de 8 mil monedas de oro . El acta fechada en Cajamarca, se elaboró sin duda unos días más tarde del 17 de junio de 1532.

Desde tiempos remotos, coloniales tal vez, los Cataño se asentaron en la zona andina de Lima, muy cerca a la capital, pero lo suficientemente alejada para denotar la fina separación que existió siempre entre el antepasado español y el conquistador codicioso. Esa zona de sierra baja se denomina Canta y mantiene un bastión importante del apellido hasta nuestros días.

En América hay una ciudad que lleva el nombre de Cataño. Ubicado en Puerto Rico, el puerto de Cataño se sitúa entre la bahía de San Juan y la ciudad de Bayamón. El origen se remonta al nombre dado en honor a un médico llamado Hernando de Cataño que prestó servicios médicos en este pueblo en el año 1569, cuando la isla de Puerto Rico fue gobernada por el español Francisco Bahamonde de Lugo. Se le conocía como el Hato de la Palmas. Es conocido como El pueblo que se negó a morir, La Antesala de la Capital, El pueblo Olvidado, El Pueblo de los Jueyeros y El Pueblo de los Lancheros. Esta ramal del apellido viene de Portugal, que a su vez deviene de Galdames, Bilbao y Portugalete (en Bizkaia), y del valle de Salcedo (Alaba).

Actualmente, hay insignes representantes del apellido en América y en el mundo dentro de lo artístico o cultural, lo cual demuestra mayoritariamente la predilección de la “familia” por las artes o la cultura, destacándose con talentos inmejorables los escultores y escritores en América y el Viejo Continente.

Gracias José Carlos, tu aporte nos da luces valiosas sobre el origen del apellido y nos compromete a continuar por esa senda. Hay Cataño para rato.

Miraflores, 23/07/2008

lunes, 21 de julio de 2008

El Corralito de Piedra

Dando varias vueltas por la ciudad en el taxi de Jairo, Edwin, Luis y yo llegamos a La Castellana, el centro comercial más grande y surtido de Cartagena. Encontramos de todo, incluyendo el famoso disco triple de colección con los 30 éxitos de Diomedes Dias, toda una institución en lo que a vallenato se refiere que Edwin estaba buscando hacía días, desde que se fue con el amanecer a la misa de la Virgen del Carmen el mismo 16 de julio en Blas de Lezo. Definitivamente, lo nuestro era conocer la ciudad real y no la que le exponen a los turistas únicamente circunscrita a la costa y la ciudad amurallada. Teníamos la firme convicción de sacarle el máximo provecho al poco tiempo que nos quedaba en Cartagena y tenía que ser desde adentro.


***

Fue en domingo que llegamos a Cartagena, como a eso de las dos de la tarde y, sin saberlo, en el mismo avión, un enorme pájaro de acero Avianca que nos sacó de la Lima nublada para recalar en la calurosa Cartagena. Las ganas de estar ya en Colombia se enfrentaban con las de volver pronto a Lima. Mucho de expectativa por el Seminario y por la gente que íbamos a conocer, y más de hambre y sueño a esa hora del día.

No bien terminaba de bajar del avión, un golpe de aire caliente me sacudió del lado del alma. En Lima, con su gris clima y su gris cielo, estamos acostumbrados solamente a los excesivos 28 grados en verano, y estos 30 de Cartagena, con la humedad pegajosa y el vapor galopante en los poros, me decían que la experiencia iba a ser más que religiosa.

El Hotel Caribe es realmente bueno, no exagerado en el lujo, pero cálido en atenciones. Y está perfectamente ubicado frente a la playa, en Boca Grande, cerca de las mejores tiendas de la Av. San Martín. En sus paredes, el sol derrama sus ternuras y la lluvia desmaya sus fuertes derrames, muestras del caribeño estado del tiempo que permanentemente hay en esta ciudad maravillosa del Atlántico colombiano: Cartagena de Indias.

Fundada en 1533 por don Pedro de Heredia, Cartagena desempeñó una función crucial como centro comercial y puerto de embarque de los tesoros de la Corona durante la época de la dominación española. Sufrió constantes asedios que determinaron su extraordinaria arquitectura militar, caracterizada por gruesas murallas, fuertes, cañones y baluartes. Como legado de aquellas épocas heroicas, Cartagena es hoy una de las ciudades más bellas de América, declarada además Patrimonio de la Humanidad. Pero además de ser la ciudad incomparable de las fortificaciones, las plazoletas, los claustros, los balcones y las pintorescas callejuelas coloniales, Cartagena ofrece a sus visitantes playa, mar y unas noches cargadas de atmósfera tropical, como aquello de la “Rumba en Chiva”, una creación demencial de alegría y desborde populares dentro de un viejo bus de madera que con las justas transita.



La mañana del lunes marcó el comienzo del Seminario Internacional de la Maestría. Casi 30 compañeros de distintas nacionalidades de nuestro continente nos juntamos para el encuentro presencial del postgrado. Un transporte nos esperaba desde temprano para llevarnos al Centro de Formación que no es otro que el antiguo Convento de Santo Domingo, edificación monumental de hermoso estilo religioso colonial que fue restaurado por la Agencia Española para ser utilizado como centro de formación de sus actividades académicas, pero conservando necesariamente la estructura y exteriores originales.

Y los vendedores ambulantes de la entrada, el calor de la mañana y la bandeja paisa del almuerzo nos dejaron muy claro que estábamos en Cartagena, si acaso la noche nos regresó imaginariamente a nuestras castas y respectivas casas. Fue esta la primera de las jornadas académicas que estaban programadas para la semana. La camaradería de nuestro grupo se hacía más que evidente, acaso por la emoción, por la personalidad de los componentes o por las ganas de pasarla bien, sencillamente.

Y pasaron los días entre exposiciones y trabajos grupales. Nos integrábamos cada vez más y realmente llegamos a disfrutar del viaje. Por mi parte, sentí que faltaba conocer más, Edwin y Luis coincidieron conmigo y fue así como nos lanzamos a buscar más de la ciudad.


Para el martes ya habíamos irrumpido con bailes y rones en el Tu Candela, el local quizás más movido del centro, con un ambiente apto para todos y derroche de alegría. Pero el miércoles significó ya actividades individuales, por un lado conocer la ciudad, tomar las fotos que faltaban, hacer compras o simplemente caminar, el deporte favorito de los centroamericanos, sin mencionar su predilección por los masajes a manos de las morenas más hermosas de la playa de Cartagena. Por mi lado, preferí recorrer las tiendas del centro y las de la costa, buscando posibles recuerdos para el retorno a Lima. Por la noche, un delicado y frío Ron Añejo de Caldas me acompañó en la habitación mientras organizaba mis primeras compras.

Ya orgullosos de nuestro pequeño conocimiento de la ciudad nos lanzamos a recorrer la parte no conocida y a buscar comida de verdad. En La Boquilla pudimos disfrutar de sendos pargos rojos y róbalos frescos, fritos y guarnecidos por los perfectos patacones. Un tanto distinto de sabor en relación con lo que se disfruta en Lima, el almuerzo de ese día fue nuestra manera de darle a Cartagena las gracias y un sentido homenaje por la acogida. Regresamos al borde de las 6 por la carretera de la bahía de vuelta a la ciudad. El tráfico se parecía al de Lima, muy pesado y con calles en reparación, lo cual entrecortaba más aún la fluidez de aquel atolladero de carros y motos. Esa misma noche nos entregaríamos rotundamente al placer de la juerga cartagenera como fin de fiesta con todos los compañeros del grupo.

La despedida de Cartagena fue triste, transmitida por los profesores españoles, los cartageneros del centro de formación y los compañeros latinoamericanos de la Maestría. Una lluvia de fotografías se disparaba como diáspora de emociones, como trance final de algo que se había formado sin pensarlo, una buena amistad intracontinental.



El viaje de vuelta fue rápido y ligero. La Lima gris me esperaba de nuevo, con su vientecillo regalón y su indiferencia citadina a flor de piel. La experiencia había quedado atrás, pero quedaba la sensación de que el tiempo estaba ganado para mejor. Hasta ahora nos enviamos mensajes de saludos y nos reímos silenciosamente cuando recordamos a las morenas masajistas de la playa en busca incesante de dos de nuestros compañeros.

Una inolvidable experiencia que nos ha marcado a todos, sin duda. Nos vemos en Madrid, muchachos.

Miraflores, 23/07/2008

viernes, 11 de julio de 2008

Señor, tiene el disco de “endochena"

Quién sino él cuestionaría la guitarra de don Rogelio Martínez como instrumento colaborador dentro del formato de la Sonora Matancera o contar con lujo de detalles el largo periplo del viejo órgano del Coro del Colegio Manuel Pardo de Chiclayo en aquella legendaria grabación de villancicos que hasta hoy se escuchan obligados en cada Navidad. Quién sino él se atrevería a ser irreverente como adolescente cuando ya pasaba los sesenta, dictando aquellas soberbias cátedras de ron cubano y regalando sus lisuras estupendas en cada recuerdo o anécdota. Quién sino él, sobreviviente del saqueo en la Plaza Unión, sobreviviente del boom de las disqueras nacionales de la década de los sesenta, sobreviviente del viejo oficio de grabar cassettes, pero ante todo, sobreviviente de la vida urbana.
Yo escuchaba el programa Su Majestad el Bolero en la radio cuando estaba todavía estudiando letras en la Católica. Inusual, pero cierto; risible para los más, pero cierto. Leo Ramírez anunciaba en sus espacios comerciales que toda la música del recuerdo se podía encontrar en Jr. Palca 212, en el Gran Almacén Musical de José Sardón. Tomé nota del aviso para comentárselo a Leysser en la universidad. Él como yo, estaba escuchando muchos boleros por esa época y queríamos aprender más, así que decidimos aventurarnos.


Una de tantas, aquella tarde en que decidimos ir en busca del dichoso jirón Palca estaba nublada, sombría, y ya era un poco tarde para seguir buscando. No sabíamos que Palca era una pequeña callecita del límite de Jesús María con Lima, cerca del Mercado que se ubica en la Av. 28 de julio, frente al antiguo edificio del Ministerio de Aeronáutica. Encontramos una reja verde cerrada, pero igual tocamos el timbre –eso decía el diminuto cartel al lado- esperando alguna respuesta. Ya estábamos por irnos cuando aparece un ser mitológico, un enorme señor, casi calvo y casi ebrio, dando saltos y gritando a voz en cuello qué buscan, a quién buscan, nos miramos y decimos casi a la vez, el gran almacen musical de Jirón Palca, está cerrado, estábamos buscando discos, qué cosa están buscando, boleros, ah bueno pero ahora no puede ser porque estoy ocupado, y nos fuimos con el firme propósito de volver pronto. Y asi fue, a la semana siguiente, viernes, estábamos ahí y nadie nos detendría.


Fue emocionante entrar a aquel pequeño templo de la historia musical, cuyas paredes perfectamente cubiertas de fundas de vinilos decoraban el salón principal y la trastienda, una sacristía guardada para los elegidos. En esa tienda concimos a conductores, cómicos, cantantes y coleccionistas, además de su grupo de amigos infaltables, Popi el Pulpo, el Esdrújulo y el flaco Manuel Zapata. Pero desfilaron figuras como Leo Ramírez o Ramón Alfaro. La magia de aquellas tardes no conoce forma de ser descrita en líneas escritas, tiene que vivirse, de eso se trata todo en la vida, de hacerlo más que decirlo, esa es la primera regla que aprendì de Pepe. La segunda regla fue muy simple, la gaseosa para el cuba libre debe ser siempre helada. Y la tía Elsa de la tienda de la esquina, aquella que acdereaba por su problema físico y que sabía muy bien lo que pasaba en esas sus cuadras aledañas, puede dar cuenta de esa tercera regla.

No hubo tarde en que no se escuchara la mejor música. Fue una intensa cátedra de vida. Un hombre de espíritu joven, fuerte pero sensible, con arrugas en el cuerpo y en el alma, pero siempre atento y amable. Hombre de bochas y de música. Hombre de ron. Gracias a Pepe conocí no sólo al Havana sino al Matusalén y al Añejo de Caldas o al Meyers. Y eran los quesos arequipeños, las aceitunas, las salchichas y los inefables cavanossi toda la parafernalia de la tertulia de cada viernes, entre la Sonora Matancera y Los Morochucos, como si fuera la primera vez que los escuchaba, acaso la última en esa forma.


Leysser fue pocas veces, de hecho dejó de ir a los dos meses a lo sumo, pero yo me volví sumo sacerdote del templo dedicado al ron y la música. Así como fueron pocos y muy raudos los forasteros que llegaron por ahí, era vcomo llevar invitados al show de The Simpsons, el Chino Oyata, Marco Garcia, el Gordo Javier, Neto Segovia, y siguen. Todos fueron, llegaron alguna vez, para que lo vieran, era un semi dios para nosotros, para mí.

Y la vida me lo arranco, sin saberlo, una vez más. Cuando llamé para saludarlo por su cumpleaños el 24 de junio me contestaron que ya no estaba. Me quedé silente en el teléfono, como cuando Josemari se marchó sin decirme nada. Me quedé ausente, pensdado en las tardes vividas, en los rones aprendidos, en las merlusas fritas de las 2 de la mañana de la Plaza Bolognesi, en las eternas tertulias de música, en las anécdotas y secretas confesiones, en la calva prodigiosa. Me quedé contigo para verte el próximo viernes, Pepito Sardón, un viejo maravilloso de casi 70 que me dejó ser su amigo, como pocos, como nadie.


Que en paz descanses, Pepito.

Miraflores, 11/07/2008

Falete - Señora

Fue gracias a Hector Ñaupari que descubrí a Falete, toda una instituciòn del regodeo doloroso y de la tragedia cantada. Qué extraordinaria fue escuchar a Falete aquella noche en tu casa, Hector, con tu esposa, Marco y Patty. Qué extraordinario es escuchar a Falete es esta canción, que como todas, está cargada de su emotividad y su extraordinario talento para conmover al más frio corazón, al alma más fiera. Rocío Jurado, esa maestra del canto llanto, fue quien nos regaló esta pieza y es Falete quien la realza de la manera más cruda que se puede, la única manera que conoce, la que viene desde el lado del alma.

Gracias Héctor!

Sonora Matancera - Mala Mujer

Durante las presentaciones de los 65 años de la Sonora Matancera, esta fue una de las presentaciones más aclamadas, si bien es cierto, es uno de los cantantes jóvenes de la agrupación, se trata de un tema extraordinario y muy bien interpretado por el excelente cantante Jorge Maldonado.

Durante muchos años, en Lima se disfrutó del programa ESTA ES LA SONORA MATANCERA, conducido por don César Caro Machuca, una verdadera institución en lo que se refiere a la legendaria agrupación de Matanzas.

Otro de los pilares de la Sonora es sin duda don Ramón Alfaro, a quien tuve la oportunidad de conocer gracias a don Pepe Sardón (QEPD) en una de aquellas interminables tertulias y sobre quien está pendiente la crónica y el homenaje debidos.

Para la Sonora de Rogelio, sólo hay posible una manera de mantenerlos vivos y frescos en el recuerdo de la gente, oyéndola. Sus discos son eternos y merecen ser siempre escuchados, no omporta lo que nos digan estas nuevas generaciones, siempre hay que volver a los orógenes. Después de todo, ya los viejos dijeron antes todas las verdades.

Mucho ashe para todos.

Miraflores, 11/07/2008

jueves, 10 de julio de 2008

Alma chicana, manos latinas.

Poncho Sánchez y su homenaje al soul

Más de una vez nos hemos dado con la grata sorpresa de encontrar la voz de Andy Montañez en discos no imaginados u homenajes, en conciertos y en una que otra agrupación de catálogo (denominadas all stars), pero cuando lo hallamos al lado del conguero Poncho Sánchez en su más reciente entrega discográfica, nos damos un banquete irrepetible. Esta cita es con Poncho, con su nueva producción y con el alma de un chicano universal, un conguero eterno que tiene mucho más que decir.

En lo personal, yo recuerdo que fue gracias a mi amigo Roy Rivasplata y a su genial idea de incluir un tema de Poncho como cortina de su programa de toda la vida Salsa Picante que descubrí a Poncho Sánchez. Fue el Quidembo[1] el que me atrapó y hasta ahora no me ha soltado.

En la web oficial de Poncho Sánchez[2] encontramos ya la reseña de su nueva placa Raise your hand, aparecida en el medio el año pasado y que viene a sonar con la fuerza y vitalidad a la que nos tiene acostumbrados. En esta ocasión, Poncho despliega un perfecto equilibrio entre el soul que tan bien ha sabido encarnar y la salsa más sobria y elegante que podríamos habernos imaginado.
Nacido en Laredo (Texas), Poncho[3] fue criado en Norwalk (California), recibiendo permanentemente influencias desde dos vertientes, la afrolatina y la afromericana. El despunte de Poncho llegó en 1975 cuando, con tan sólo 23 años, fue parte integrante de la banda del extraordinario vibrafonista Cal Tjader, historia que ya todos conocemos.
Desde ahí, su despunte ha sido imparable. Fichado como ha sido por el sello Concord, ha escrito por sí solo y a fuerza de trabajo arduo y talento indiscutible su propia parte en la historia del latin jazz, no sólo por el paso obligado del tiempo, algo que afecta a todos los músicos por igual sino porque su toque peculiar ha sido huella preponderante en la formación hasta nuestros días de una propuesta musical de innegable sello.

Su discografía es toda fundamental. Sus entregas han dado cuenta del virtuosismo y fuerza que pone en las congas y de una elegancia que pocas veces ha sabido ser puesta en escena con tal despliegue. Y no solamente en un género, al contrario de muchos contemporáneos Poncho se desplaza a lo largo de la costa samba con maestría inusual, sabiendo hablar en lenguas propias a cada corazón como si fuera uno solo. Cada placa ha sido una vitrina perfecta para demostrar que tanto en la salsa como en la rumba, en el jazz como en el r&b, ha sabido plasmar una marca única. Y no se trata del estilo de los músicos que lo han acompañado, porque han desfilado varios talentosos instrumentistas por sus filas y la magia se mantiene.

Hoy, tras 22 producciones de excelente propuesta musical, Poncho nos vuelve a entregar el fruto de la combinación planificada y estudiada de los ritmos, como los surcos Rosarito y Amor con amor, estupendas muestras de ritmo y sabor apretaditos, sincopados, elegantes y delicados. Y si de fuerza afroamericana se trata, el Conguero nos ofrece pistas como el propio Raise your hand y Knock on Wood, posibilidades estupendas de demostrar que el alma viaja a distintas velocidades en un solo cuerpo, cuando se aprendió a caminar en una lengua y a hablar en otra. Y la magia continúa en tracks como Dónde va Chichi? y El Agua de Belén, pretexto perfecto para escuchar al maestro Andy sonear con la prestancia que sólo él puede a sus años. Yo recomiendo personalmente cerrar la sesión con Tropi blue y Shotgun, retornos necesarios a dos terrenos en los que Sánchez se mueve como pez en el agua, el latinjazz sencillo y rítmico, con ligeros vientos y conga marcada, y el viejo soul, cadencioso y sensual.

Me detengo en El Agua de Belén por ser la pieza de homenaje del álbum. Antología de voz y recuerdo del maestro Tito[4]. Considero apropiado oírlos juntos, para denotar el extraordinario arreglo que nos quiere regalar Poncho en esta cuidada producción, donde además debo advertir especial énfasis al bajista y al timbalero que se lucen sobrios y plantados.

Acompañan a Poncho en esta producción, los señores David Torres en piano y órgano, Javier Vergara en los saxos el tenor y alto y flauta, Ron Blake en trompeta, Francisco Torres en trombón, el ya legendario Tony Banda en bajo, George Ortiz en timbales y Joey De León en bongos y congas.

Pero sin duda, siempre es lo mejor deleitarse con las ejecuciones de Poncho a 3 congas, la que despierta la sensualidad del instrumento, de la percusión toda y de la pieza musical, con los golpes melódicos de los vientos y la cadencia sincopada y galopante. Maceo’s house en la mejor pieza para reconocer el golpe apresurado y técnico del maestro, un verdadero deleite de ritmo y de vitalidad.



Muy fresco y soberbio, es la mejor forma de describir este disco, para cerrar esta nota. Un disco redondo, como hay pocos, con el balance natural de ritmos, talento y sabor, que enciende el alma y nos deja una estupenda sensación. Un ron cubano con hielo y unos buenos audífonos nos llevarán directamente al éxtasis.

Fuerza Conguero, que alma chicana tienes y manos latinas de madera, de tierra, palo santo, mar y arena, energía pura, rastro de luna sobre la noche, golpe de tambor seco y vivo, ritmo de la vida. No se lo pierdan.

Miraflores, 10/07/2008

[1] El tema Quindembo aparece en la producción Papa Gato de 1986 para Concord Picante Jazz.
[2] http://www.ponchosanchez.com/raiseyourhand_preview.html
Puedes encontrar información complementaria y/o adicional en:
http://acidconga.com/raise-your-hand-poncho-sanchez/
[3] Ildefonso Sánchez nació en Laredo (Texas) el 30 de octubre de 1951.
[4] La versión original de El Agua de Belén apareció en 1968 en la producción Estoy como nunca de Tito Rodríguez para United Artist, el cual marca su retorno a New York luego de una extensa experiencia en la televisión puertorriqueña.

La Noche de la Comida Peruana


Casi 3 millones de búsquedas en internet sólo en Google sobre comida peruana es la estadística que demuestra que nuestra culinaria está en la cima del éxito respecto de cocinas tan importantes como la mejicana o la española. El estudio fue realizado por la agencia peruana Aspekto Publicidad & Marketing sobre alrededor de 25 comidas nacionales de la región.

Sin ir muy lejos, compatriotas nuestros desde el extranjero dan testimonio de lo requerida que es nuestra comida afuera, tanto por propios como por extraños. Y es que la comida es una de los símbolos que exhiben la peruanidad desde todos los puntos de vista y en cualquier escenario. No en vano, seguimos viviendo el boom de la comida peruana al punto no sólo de que ahora nos damos el lujo de exportar cocineros y seguir expandiendo los horizontes de nuestra creativa culinaria sino que, además, nos disponemos a celebrar la Noche de la Comida Peruana, algo que merecidamente se veía venir dentro de esta onda de darle lugar y crédito a estos símbolos precisamente de nuestra identidad nacional.

Nuestra cocina, tan rica en historia, tradición e influencias, ha devenido en un producto tan perfecto que no hay manera de resistirse al encanto de los sabores, a la magia de los aromas y la sensualidad de los colores propios.

Pocos se han detenido a investigar este fenómeno tan vasto en influencias, como la africana, la española o la oriental, contando en estas a la musulmana (por la invasión a la península Ibérica), la japonesa o la china, entre otras e menor intensidad. Desde los anticuchos o la carapulcra hasta el lomo saltado o el arroz chaufa, los platos con que nuestra culinaria se ha ido engrosando han venido a demostrar que es posible colocarla en la cabeza del movimiento de avanzada mundial.


Y nada más oportuno que celebrar esta nueva iniciativa cocinando. El llamado es que cada quien se reúna en familia y dedique un tiempo al extraordinario placer de cocinar, un buen plato de escabeche o un caucau, con la convicción de celebrar la peruanidad, la esencia de lo alegre, de la buena gente que puebla este pedazo de tierra, forjado en esfuerzo y en lucha continua.

Y como diría el poeta, enredados entre las cebollas y los ajos, forjados en el ají panca y marinados en el sillau milenario, amasaremos la identidad de un pueblo ancho y ajeno, de arriba y de abajo, de sangre y sudor; con combis y lisuras, con plazuelas y encerronas; de locos y de viejas comadres, de niños y ancianos; un país donde, después de todo, da gusto vivir.




Miraflores, 11/07/2008

El amor nos matará...


El amor nos matará –le dije a mi amiga Mariella-, es un mal incurable, una locura que afecta las moléculas, las altera todas, haciendo de los seres humanos entes subvivientes que se laten, se hablan, se caminan, se dejan, pero no sienten ni escuchan nada que no sea la voz o el aroma del otro, de aquél que se ama, ese que te absorbe las ansias y carcome el alma, ese que te dice al oído que también te ama...

Hace poco tuve la extraña sensación de vivir cosas pasadas en el presente, como si el tiempo volviera atrás y recordé a mi amigo Marco y la famosa Teoría de la Regresión aplicada a la música, un ejercicio de onanismo mental que hiciéramos hace varios años, derivado de mucho por beber y nada por hacer. La teoría esbozaba, entre otras inciertas ideas, que la música se consume como el agua que corre por un manantial, jamás es la misma, es un agua nueva, y no retorna. Entender esto nos llevó más de una botella de ron, qué duda cabe. Hoy pienso, con la obvia sonrisa en los labios, que el tiempo es como el agua, discurre y no es el mismo, haciendo que el amor entregado sea único en un momento y en un espacio, y dirigido contra una persona, de manera que no es posible concebir repeticiones o comparaciones entre dos o más personas a las que se ama. O si?

Alguien alguna vez me hizo entender –y de qué manera- que lo que se hace luego se siente en carne viva. Cuando uno ama sufre, de cualquier manera, para bien o para mal, pero sufre. Y luego recuerda hechos del pasado, y entiende que el amor ya corrió por las venas, se fue, no retorna. Y con él las palabras, las caricias, las vivencias, las historias, los besos. Todo pasa por entre los dedos y las sedas, por entre los cabellos y los sudores, aromas todos del blando amor herido que va lastimando el aire día tras día.

Habemos algunos que tenemos en el cerebro la idea absurda de la eternidad, de lo profundo, lo total, lo absoluto. Qué locura. Qué enfermiza mente podría soportar los estragos de tantos boleros escuchados solamente para mantener vigente la inteligente tortura de los días idos tras el agua mansa de la insensatez que corre al lado de las emociones y lo sentimientos. Y es que, como lógicamente resulta, no existen absolutos que un ser humano en sus completos cabales admita, no existen , no los hay, no son de este mundo sino del divino, aquél en el que los ángeles se divierten y Dios los observa sonriente. La eternidad es pues un caso fortuito frente a las fuerzas mayores de la vida diaria, las que el hombre del lado comete, a veces impunemente. Qué más da.

Y cuando se resuelven los dilemas de lo momentáneo y de lo eterno quedan las experiencias de los amores vividos. Acaso podemos olvidar las miradas, las caricias, los besos, la piel sentida y las caras felices? Así como uno se entromete en el corazón del otro, así mismo, irremediablemente, debe salir, incluso a riesgo de ser arrancado como las astilla incrustada en la palma de la mano, así sin más, cada quién debe plantearse la exacta posibilidad de no ser el amor que replicado en los oídos se busca y se encuentra. No siempre somos lo mejor en la vida de alguien más. Hay que saber perder también. Yo creo que esa es la vida, saber ganar y saber perder, algo tan ridículo como eso, pero como siempre y como todo en el mundo de los boleros, hay que sentirlo para saberlo.


El amor me matará algún día, debatido entre más de un amor, ahorcado por más de un recuerdo, ahogado por más de un beso, asfixiado por más de una canción olvidada, contagiado por más de una infección del lado del alma, ese que no tiene cura. Por qué no me quedo en mis vacíos? He amado, lo confieso, y he amado mucho, y sigo amando, y sigo admitiendo mis débiles fuerzas para enfrentar las caras nuevas de cada esquina de cada día de cada instante de cada forma de cada nuevo bonito corazón que me encuentro y que me pide que lo ame que lo bese que lo estreche que lo envuelva...

Y me duele el pecho de tanto pedir perdón, de tanto estar solo con mis fantasmas y mis amores lejanos. Quiero besar el tiempo y pedirle que se quede conmigo, hacerle el amor para que quieto como nunca sea mío como siempre.

Como me dijo mi maestro somellier José Bracamonte -y yo le creo- aplicándolo a la vida, hay que amar todo lo que se pueda, mientras más se ame, mejor... Y añado, sin temor a equivocarme, hay que llorar todo lo que se tenga qué, que llorando nos hacemos más humanos, más puros, eternos, libres...

Miraflores, 28 de diciembre de 2005

miércoles, 9 de julio de 2008

La Buena Muerte


http://www.hellolima.info/donde_comer.htm

Visiten esta web, hay varios restaurantes del centro histórico, cuya visita se nos hace impostergable. Lima, aunque a veces peligrosa, desalmada y cochina, sigue guardando en sus entrañas el alma viva de la buena cocina de antaño, tradicional y con mucha sazón.

Y uno de los mejores ejemplos es La Buena Muerte, no solo buena, sino que con precios aceptables y una música en vivo que para qué les cuento. Está ubicado en Jr. Paruro 465, entrando por Amazonas, cerca de la Iglesia del mismo nombre, en las fauces de los Barrios Altos, en la criollísima cuadra donde murió el Bardo Criollo, un 13 de mayo de 1936, mientras su compadre Pedro Espinel se debatia entre favores y angustias por conseguirle el tan ansiado oxígeno vital.

La Buena Muerte fue creación de los impulsores de la cocina nikkei en el Perú, Minoru Kunigami. Hoy, sus hijos recuerdan que Don Minoru fue hijo de inmigrantes japoneses que nació en Chancay, pero regresó casado del Japón para seguir su vida en el Perú. A este experto cocinero siempre le gustó la cocina, por eso es que aquí aprendió un poco de comida criolla. La Buena Muerte, dicen, fue primero una bodega pequeña para dar paso con los años a lo que es hoy, uno de los restaurantes más reconocidos del medio. Empezó así como jugando desde finales del 1959.

Hoy podemos disfrutar de ese arroz con mariscos verde o de ese aguadito de pescado insuperable, pero es en el saltado de pescado o en la chita a lo macho que simplemente llegamos al noveno plano astral de la delicia y la excitación máxima. No hay más acompañamiento para esos sublimes platillos que una buena cerveza negra, helada, cabeceada con rubia para los más valientes, unas rodajas infames del feliz rocoto, y se puede dar a la coronación excelsa de Lima antigua, el Tacu Tacu con salsa de mariscos. Y en este momento exquisito, Neruda y su caldillo de congrio pierden equilibrio, sin lugar a dudas.

Mi amigo Marco García sigue creyendo que los tamales de pescado son lo mejor de La Buena Muerte, aunque ciertamente él prefiere la versión gourmet del restaurante (San Borja). Sin más detalle, en cualquiera de sus dos versiones, la cocina nikkei está puesta de realce en esta santa sede de la culinaria. Y si de muerte se trata, como dicen los viejos, aunque jodidos, morimos pero contentos.

Miraflores, 27/05/2008

martes, 8 de julio de 2008

Fiebre Latina !!!

Prepárense, amigos, porque ya estamos por dar inicio a la más grande novedad de la red: el más grande y variado desfile de buena música desde este blog.

Y solamente para abrirles el apetito, les dejo esta pieza maestra, una verdadera joya que aunque se siga escuchando nunca dejará de sorprendernos y hacernos gozar ... el grito de monte adentro, la vieja india que llora con sus tambores encendidos....

http://www.youtube.com/watch?v=mEeUvMZySxo

Mucho ashé para todos

Promoción XLII Maristas - Huacho


Felicitaciones a los muchachos de la Promoción XLII Hno. Elías Ramos Valle (1988 - 2008).