Nuestro Podcast semanal en Spreaker

Ranking Semanal

Nuevos estrenos en Hearthis

miércoles, 12 de enero de 2011

Sonora Matancera: 87 gloriosos años de éxitos


Los inquietantes años veinte tienen, entre muchos otras cosas, dos fundamentales hitos para el desarrollo de nuestra música popular latina; por un lado, la conversión del sonido academicista de los primeros años del siglo XX, signado por la voz de los más imponentes tenores y el bello canto de las compañías de ópera y zarzuela que llegaban rutinariamente a nuestros países. Por otro lado, el surgimiento de las primeras grabaciones y los distintos mecanismos para dejar perennizada la voz y música de los grupos del momento, no solo a través de los primeros discos sino a través de la magia de la radio.




Precisamente, Cuba fue de unos paraísos elegidos para que la música popular floreciera, y desde los estertores del siglo XIX, cuando Pepe Sánchez crea el primer bolero, hasta los años finales de la primera guerra, los ritmos cubanos emergen con creciente ímpetu y nuevos brillos, contagiantes de su alegría y de su gran talento. Son dos los pilares fundamentales en esta época dorada pero de génesis, Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona, que regalaron al mundo sus obras fundamentales Quiéreme mucho y La Comparsa, respectivamente.



El fenómenos de enriquecer las vertientes populares sin duda se debe, como mucho en la vida, a fusiones y amalgamas, lo que a decir de poetas como Silvio Rodríguez es casi un “amasijo perfecto” y favorecedor. Los compositores cubanos asumen técnicas contemporáneas como insumos esenciales para sus inventivas, llegando a crear piezas de una riqueza y una fuerza orquestal inconmensurables. De esta tendencia de fusionar y tomar los ritmos para crear e innovar es que fue naciendo el sentimiento de darle al bailador nato lo suyo. Quizás lo que Alejo Carpentier significó en su momento pueda expresar críticamente el fenómeno del auge de la música popular cubana de los años veinte, a decir de las autoras Lilia Esteban y Marta Rojas, “emancipación rítmica y capacidad de asimilación en la reconversión de los más diversos afluentes” ritmos cubanos.

Por su parte, la radio en Cuba tuvo un nombre propio desde la la noche del 15 de diciembre de 1929 en que fue inaugurada la emisora CM-ZAF, cuando la fiebre de la radio había hecho mella en el ciudadano habanero Domingo Fernández, dueño en la década del veinte del establecimiento de efectos eléctricos "El Progreso Cubano", situado en calle Máximo Gómez 139, exactamente el mismo lugar donde quedó inaugurada su emisora radial, identificada con el nombre de su establecimiento. Una historia aparte que va ligada de manera indiscutible a la historia de la música popular en Cuba y en particular de la Sonora Matancera, por dejar en sus archivos material valiosísimo para las futuras generaciones.




En este contexto es que hacia 1924 el inquieto Valentín Cané decide fundar la Tuna Liberal, un esfuerzo propio de juntar a varios músicos amigos para hacer música cubana popular, la que estaba de moda, y que era bailable. Al principio fue un conjunto de cuerdas, ya que se arrastraba la tendencia anterior de hacer música tradicional o son cubano, hecho fundamentalmente con el tres cubano, a lo que le sumaron contrabajo, timbales y trompeta. Con la llegada de Rogelio Martínez a la agrupación, quien llega para aportar a las guitarras acústicas que tenían, el nombre del grupo cambia a Estudiantina Sonora Matancera y hacen sus primeras grabaciones.

En 1935, cuando todavía estaba en el piano Dámaso Pérez Prado, el nombre cambia nuevamente, asumiendo el definitivo de Sonora Matancera, adquiriendo un formato de dos trompetas, contrabajo, piano, timbales, tumbadora y guitarra. Es recién en 1944 que se forma el plantel de éxito de la Sonora, con el que se grabaron los éxitos más importantes de los géneros que dominaron con los cantantes que pasaron por su escenario, de planta o invitados. En 1946 ingresa Bienvenido Granda y en 1948 Daniel Santos, en 1950 Celia Cruz, marcando así la historia musical del continente en decenas de temas exitosos.




Y la historia ha continuado a lo largo de los años y a pesar de ellos, como se muestra en ese histórico concierto de Miami por los 65 años de la Sonora, llamada sin duda alguna la Decana de las Sonoras por su aporte y trayectoria, por el inmenso significado que ha ido labrando en los corazones de sus miles de seguidores en este continente y en el resto del mundo. Las radios, nuevamente, protagonistas de la difusión de la música, en varios países, aportaron con programas tributo, muchos de ellos con varios años de duración, como el caso del peruano César Caro Machuca con su programa Esta es la Sonora Matancera y algunos otros más, o coleccionistas y fanáticos que se han dedicado por vidas enteras a venerar los discos originales y las grabaciones de los grandes maestros.

No hay palabras que alcancen a expresar el honor que sentimos los que nos apasionamos con estos géneros musicales al poder decir que, de muchas maneras y aunque no presencialmente, hemos participado vivamente de la historia de la organización musical más importante de nuestra raza latina, la Sonora Matancera.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz cumpleaños Sonora Matancera. Y una aclaración: Damaso Perez prado NUNCA perteneció ni grabó ningún número musical con la Sonora Matancera; sólo una vez en una presentación fué invitado a tocar algo con el grupo.