Para quienes tuvimos la oportunidad de ver a Michel Camilo en el Auditorio de Derecho de la PUCP el viernes 16, la experiencia sobrecogedora de conocer la sencillez y grandeza simultáneas de un virtuoso del piano fue más que un privilegio y un placer inmensos. La clase magistral comenzó apenas unos minutos pasadas las 11 am, el auditorio estaba abarrotado de estudiantes de música y de conocedores y seguidores de la música del maestro Camilo. Su palabra fue sencilla, su vivencia quedó expuesta con la más absoluta naturalidad, como si de una cátedra viva se tratara. Y los minutos transcurrieron con sus anécdotas y sus enseñanzas técnicas pero no menos intensas y plagadas de emoción, como transmitiendo realmente un legado a quienes están empecinados en la tarea personal de ser músicos y, más complejo aun, músicos de jazz.
Pues bien, nada de lo íntimo de la reunión matutina del viernes tiene comparación con la enorme satisfacción personal y colectiva de haber podido comprobar en persona por qué Michel Camilo es actualmente el mejor pianista de jazz del mundo, aunque queda muy claro que él se mueve cómodamente entre los páramos de lo culto y académico y lo popular, entre el jazz y lo latino. El concierto de la noche del sábado 17 es más que un testimonio presencial, es una vivencia, una absoluta emoción, un encuentro musical, un banquete para el alma.
El concierto comenzó con unas inusuales pero sentidas palabras de Jean Pierre Magnet quien, a nombre de los productores, daba la bienvenida al show y presentaba en escenario a los 4 grandes del cartel: Arturo Sandoval de Cuba, Michel Camilo de República Dominicana, Abraham Laboriel de México y Alex Acuña de Perú.
Luego transcurrieron 2 horas de improvisación musical del más alto nivel, como que de jazz vivo estamos hablando. Esas 4 personas sobre el escenario, como buen vino añejo, expertos en sus instrumentos, vivos en sus espíritus, entregados al concierto, daban lo mejor de su talento, ese arte que Michel Camilo denomina "una auténtica vocación".
Momentos emotivos en la noche, varios, como cuando interpretaron Cardo o ceniza y La Flor de la Canela, ambos temas inmortales de nuestra gran Chabuca, pero no solo como homenaje necesario al suelo peruano sino como propuesta musical para desplegar su increíble virtuosismo. Ahí pudimos ver y escuchar a los maestros Sandoval y Camilo en plena faena, jazzeando a Chabuca Granda, transponiendo los acordes sencillos de nuestra compositora en armonía pura.
Otro momento culminante de la noche estuvo a cargo del propio Sandoval, maestro que nos adelantó que se encuentra en pleno proceso de realización de su siguiente grabación, acompañado de Big Band en lo que será su homenaje personal al mentor y amigo de su juventud y de su arte, Dizzy Gillespie. Su participación no solo se limitó a la ejecución más que inspirada de su trompeta de siempre sino que, además, cantó el bolero La gloria eres tú, uno de los clásicos del filin cubano de inspiración de José Antonio Méndez. Realmente sensacional si consideramos que además de su interpretación sentida y vívida tuvo un remate en clave latina estupendo.
Finalmente, luego de su despedida del escenario, apareció ejecutando Jean Pierre Magnet uno de nuestros temas andinos más populares, el Piopío, tras lo cual los 4 grandes volvieron al escenario para secundar la traviesa propuesta de nuestro músico. Y una vez más, comprobando que no hay nada mejor que un músico de verdad, absolutamente identificado con su público, el maestro Camilo puesto al piano, aderezaba la pieza de huaylas jazzeando la melodía que todos conocemos y que tantas veces a sido cantada por los más conocidos difusores del género. Un regalo sin duda alguna.
Tras los aplausos propiciados por el propio Alex Acuña, los 4 grandes volvieron al escenario para rematar la noche con una estocada directa al alma del público, Caribe, el inacabable éxito de Michel Camilo, con sus correspondientes solos, descargados y emotivos. La noche concluía así con un episodio por demás inolvidable.
Hasta la próxima!
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