Rodolfo De la Fuente (1), musicólogo cubano, ha confesado que se deprime y cuando lo hace, a despecho de las píldoras y las palabras entusiastas de su entorno, prefiere recurrir, impostergablemente, a los boleros del Benny, como receta infalible que lo cura todo.
Rodolfo De la Fuente, además de crítico y conocedor de la música de su tan complejo país, es además ensayista, narrador y poeta, cultivador de la música viva y trovador incasable, así como tertuliador inesperado en todos los escenarios posibles. La semana que pasó dio cátedra, no solamente a favor de la mítica y abrumadora figura de Benny Moré sino, además, de su vena poética más delicada y sensible, al dar cuenta de un relato propio que encendía la más fervorosa admiración por el Bárbaro del Ritmo en lo que a su vida y prolífica presencia se refieren.
La gran frase de la noche, arrancada al propio De la Fuente en medio de las preguntas lanzadas contra la calurosa noche surcana, algunas impertinentes y otras no tanto, fue la que da nombre a esta nota. Y es que, para el experto cubano, Benny Moré representa todo aquello que se sabe sin necesidad de decirlo, hablando de su aporte musical y de posición política, porque al final de todo, lo que el Benny tenía dentro de sí, pese a su majadería inherente, era talento innegable y fuerza interpretativa, dulzura en la entonación y complejidad en el escenario, ingredientes todos de la cubanía, esa religión irreductible que mantuvo fuertes a los primeros y mantiene vivos a los actuales. Y de esa rebeldía viva del hombre simple y dicharachero, Moré no es sino una carne que late y una voz que se enciende.
Y si de boleros se trata, los suyos nos pueden hundir en la más nostálgica revisión de nuestras vidas como sacarnos del letargo al final del acto heroico de vivir esta vida. Al final de todo, Conocí la paz, para mi amigo Roy Rivasplata, otro de los últimos irreductibles que existen.
Notas:
(2) El 19 de febrero de 1963 en la ciudad de La Habana falleció Benny Moré, el ícono de la música cubana, uno de los pioneros en incorporar el formato de grandes bandas a la música tradicional cubana y compositor e intérprete de grandes boleros, sones, guarachas, mambo y son montuno como "Como fue", "Mucho corazón", "Bonito y Sabroso", "Hoy como ayer", entre otros.
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