En el 2004 Carlos Valdés, el sensacional Patato, grabó el álbum El Hombre, bajo el sello Mambo Maniacs. De este disco extraordinario, que cuenta con la participación, entre otros, de Steve Berríos, Joe Santiago y Oriente López, extraigo para ustedes este tema que resume en buena medida el aporte y talento del cubano Patato, que se desliza como pez en el agua a la hora de plantearse un acercamiento al jazz latino, como ha quedado demostrado en más de una ocasión.
Todos lo recordamos como integrante principal de los mejores ensambles y colaborando en casi todas las producciones de importancia en las que la percusión tuviera protagonismo o máxima relevancia, como la que formara Tito Puente para el festival de Montreaux de 1980 junto a Viñas, Dalto y De la Fe, o aquella otra al lado de Camero e Hidalgo que tuvo a bien denominarse The Conga Kings, sólo para nombrar a las más representativas. Incluso su disco de 1993, Masterpiece (comentado anteriormente en este Blog) significó un trabajo excepcional aunque casi solitario en la nutrida carrera musical del diminuto conguero, la misma que se iniciara en su Cuba natal con el Conjunto Kubavana en 1944.
Reconocido por todos como el pionero en el difícil y poco auspicioso camino de la modernización de la conga, evolución sincera que va desde la rumba más enjundiosa hasta el latin jazz con personalidad propia, pasando por las mejores expresiones en la vanguardia contemporánea, Patato ha sabido encontrar las intrincadas complejidades que encierra la conga que, después de todo, no es sino un instrumento más de afinación en la escala musical.
Patato Valdés falleció en Cleveland a los 81 años de edad.
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