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sábado, 27 de marzo de 2010

La leyenda de la música cubana: Israel López (1918 - 2008)


Fue precisamente con esta intriducción, del disco Esta es mi Orquesta de Tito Rodriguez (Big Band Latino: 1968), que conocí al maestro 'Cachao', hacia finales de los ochenta. Pero fue en los noventa que, gracias a mi mentor inolvidable Pepe Sardón, que terminé de recorrer el camino que me llevara a un conocimiento más completo de quien, para algunos, es el inventor del mambo.

En el 2008 le dijismo adiós, precisamente el 22 de marzo, por lo que en esta tarde soleada de sábado le rindo homenaje a quien sin duda cambió la idea que se tenía sobre la música cubana, introdujo el arco de contrabajo en la rumba y dedicó su vida a crear las más agresivas descargas para el deleite de sus propios compañeros músicos. Porque, qué sería de la música cubana si no fuera el vehículo perfecto para producir placer y felicidad?

Sin duda alguna, el testimonio más loable o uno de sus aportes más representativos es el legado de más de 3 mil composiciones hechas al lado de su genial hermano, el virtuoso Orestes López, con quien además compuso el danzón Mambo, llave de entrada de la ya larga discusión entre unos y otros por atribuir la paternidad del mambo género al bajista Cachao o al pianista no menos importante Pérez Prado.


Sus aportes creativos a la música cubana tradicional, a partir de lo que denominó el 'nuevo ritmo', hicieron posible remozar el danzón y preparar el terreno para que se pudieran crear el mambo y el chachachá. Lo cierto es que aportó concretamente al desarrollo de nuevas formas musicales, como hiciera con la instriducción de las Descargas en el colectivo popular. La fiebre que lograría gestar en sus seguidores, a partir de los experimentos creativos de finales de la década del cincuenta, no ha cesado en los años posteriores, incluso a la fecha.

Su presencia en las orquestas de Tito Puente y Tito Rodríguez enriqueció la polémica de la década del sesenta y encendió la llama de las orquestas de 'mambo niuyorquino', permitiendo a ambos líderes expresar sus más atrevidos esfuerzos para lograr llegar al fin último del artista: el público.



La inspiración de Cachao la vemos, años después, al aldo de otros grandes improvisadores, en lo que tuvo a bien llamarse WalPaTaCa, que en dos volúmenes sencillamente representa una de las importantes grabaciones efectuadas dentro del jazz latino en los noventas.


Andy García, uno de los propulsores más asiduos de la vertiente de pensamiento que glorifica el aporte de Cachao, produjo el documental Como su ritmo no hay dos, que todos hemos disfrutado más de una vez. De esa sesión mágica, llena de colaboraciones virtuosas, salieron 2 discos maravillosos, incluso rescatando del olvido al Guapachoso Rolando Laserie poco antes de su fallecimiento.

A los 86 años, el maestro Cachao, arco en mano, lanza el que sería el último álbum de su exitosa carrera: Ahora sí! (Univision Records: 2004). En él, un puñado de joyas cubanas de siempre, como el eterno Si me pudieras querer, adornan el cancionero del más grande bajista del mundo, como el mismo Jacko Pastorius lo reconoció.

La gloria eterna, que es un deseo entrañable para nuestro seres queridos, se la deseamos, pero creo, empero, que el recuerdo de la gente, a golpe de contrabajo, son la gloria para el músico, y más para aquél que dedicó su vida a hacer felices a los seres humanos. Y este cubano de tez morena y azules ojos lo hizo. A él, la eternidad le queda chica.

Descansa en paz, maestro!

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