La primera vez que supe de Manny Oquendo fue gracias a que encontré el viejo vinilo de Tito Rodríguez llamado Memorias del Palladium, en cuya contraportada se leía como créditos la presencia para la posteridad, entre otros, de Manny Oquendo. Años después tuve acceso a su trabajo con el Conjunto Libre, todo un hito por su aporte y significado dentro del movimiento de la música latina.
Ese mismo Manny Oquendo que se inspiraba para tocar, pero por encima de todo lo disfrutaba, ya no está entre nosotros, pero deja un legado innegable e imperecedero, como persona, como líder y como músico. Este es el último adiós a uno de los viejos luchadores, el que llevó el concepto de libertad al punto más elevado y que siempre tuvo una palabra amable y un gesto grande. Te vamos a extrañar, maestro.
Una intervención quirúrgica por sus problemas de corazón, provocó la muerte del timbalero puertorriqueño, la noche del 25 de marzo en Nueva York, ciudad que lo vio crecer musicalmente.
José Manuel Oquendo nació en New York el primer día de 1931. Comenzó sus estudios de percusión a los 14 años. Trabajó con las bandas de Luis del Campo, José Budet, Juanito Sanabria, Marcelino Guerra, y Pupi Campo, pero fue en 1948, con la orquesta de José Curbelo, reemplazando a Tito Puente, donde recibió algunas lecciones del que fuera su maestro en esos años, Sam Ulano. El timbal fue su elección automática, desde niño, pegándole a todo cuanto tuviera delante. Pero para el momento ya de tocar profesionalmente, era un sueño hecho realidad. Recibió influencia de los cubanos básicamente, como Ramoncito Castro, Ulpiano Díaz y Orestes Varona y del puertorriqueño Ubaldo Nieto.
Luego de tres años y medio dejó a Puente y pasó a tocar con Tito Rodríguez. “Yo conocí a Tito Rodríguez, debido a que fue uno de los primeros en la sección donde yo vivía. El tomaba el tren para ir a tocar en el China Doll; allí fue que conoció y se hizo amigo de su señora. Ya nos conocíamos hacía tiempo. Lo conocía desde antes que Puente. Lo veía en la bodega, en el tren, todo el tiempo. Empezábamos a tocar en el piso de arriba, y él iba y cantaba. Era una gran camaradería. No era como ahora, que uno ve a una persona, y dice ‘Oye, ¿qué pasa?’ y no se siente ese calor de vuelta. Entonces él me llamó y me dijo que si quería [formar parte de su orquesta], porque ‘Little’ Ray Romero se iba con Eartha Kitt. Y yo tomé el trabajo”. Un año después dejó la Orquesta del maestro Rodríguez para unirse a su compadre Vicentico Valdés que acababa de formar un grupo para hacer unas grabaciones.
Estos fueron años emocionantes para Manny, grabando casi todos los éxitos de boleros de Vicentico, temas que hoy son clásicos. Luego vendría Johnny Pacheco y su Charanga. Con Vicentico Valdés trabajó seis años como músico de sesión, grabando además para las mejores bandas de New York, como la de Charlie Palmieri.
En 1963 se unió a La Perfecta de Eddie Palmieri. El formato de trombones que impuso Palmieri fue la diferencia en las noches del Palladium, con los primeros atisbos de cansancio del público respecto del formato clásico de Big Band que se había escuchado desde los cincuentas. Años después el mismo Manny fue quien, escuchando a Pello el Afrokan de Cuba, introdujo el ritmo Mozambique. Luego volvió con Tito Rodríguez al Palladium, luego Cachao y Noro Morales. Finalmente, Larry Harlow y Cahrlie Palmieri. En 1973 regresa con Palmieri, para hacer dupla con Andy Gonzales en la grabación del álbum Sentido.
Para 1974, en medio de una gira en Puerto Rico con la Orquesta de Palmieri, cuando media banda se regresó a New York por problemas internos, nació el Conjunto Libre (un pocoa antes se hicieron las grabaciones con el Conjunto Folklórico Experimental). La propuesta de Libre para grabar fue también de Trombanga, de ahí que muchos afirmen con algo de razón que Libre fue pensado como una continuación de La Perfecta. A fin de cuentas, el 24 de octubre se formó oficialmente El Conjunto Libre.
El trabajo en Libre, junto a los hermanos Andy y Jerry González fue un rescate de la sonoridad afrocubana con proyecciones didácticas, manteniendo la línea del Grupo Folclórico y Experimental Nuevayorquino, considerado un símbolo de la música latina más allá de la Fania. Libre, por su lado, ejemplo perfecto de la sonoridad salsera. Por iniciativa de Andy González, Libre, en sus comienzos un colectivo de nuevas estrellas, pasó a llamarse Manny Oquendo & Libre. Al frente de esta orquesta, Manny se paseó por diferentes escenarios del mundo, dictando cátedra de como se maneja la pausa en la ejecución de los timbales. Entre sus éxitos se destacan Tu No Me Quieres, Imágenes Latinas, No Critiques, Goza La Vida, Decídete, Lo Que Se Da No Se Quita, Donna Lee y Muévete Un Poco.
Desde ese momento, fue siempre una de los pocas bandas que se mantuvo unida y grabando hasta la actualidad. En su producción de tan solo 8 discos en más de veinte años se puede encontrar piezas clásicas de la salsa de New York, un sonido que se escucha en todos los temas. Es el resumen latino musical de la Gran Manzana, presentado sin ninguna concesión comercial. Pero nadie en sano juicio podrìa negarle a Manny Oquendo su liderazgo emblemático y pernonificación del concepto de Libre. Su espíritu es ahora, como fue su vida musical, LIBRE!
3 comentarios:
Muy buen homenaje a tu estilo, pero ..... lo hubieras redondeado (la fresa al pastel) si indicabas que programa en la radio contibuyo a que el Sr. Oquendo fuera conocido y
por ende, tuviera mas seguidores aca en Lima-Peru (honor a quien honor merece) .. no te parece ???
Saludos .. y siga Ud pa'lante con el blog, no pierdo ni una
Juan
Mi estimado Juan, tienes toda la razón. Pero más que reconocer a mi amigo Roy Rivasplata y su aporte, esa época fue en realidad de la dulpla que conformó contigo. Esa apertura que tuvieron conmigo son uno de mis más afectuosos recuerdos.
Fernando
Muy buena la reseña del maestro Manny Oquendo se van los grandes pero el legado musical que dejan es incalculable
Un gran saludo desde Venezuela y de latinjazzvenezuela.blogspot.com
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