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jueves, 18 de noviembre de 2010

Un deseo salvaje: volver a juntar a Eddie y Lalo

La encuesta que hace algún tiempo quisimos hacer a través del blog ha llegado a su fin. Y la gente quiere ver nuevamente juntos a Lalo cantando con el gran Eddie: El sol de la música latina.

Con un apretado 38% frente a la aceptación que inspirara la propuesta de juntar al Judío Maravilloso con Gilbertito Santa Rosa, la encuesta definió la preferencia de los seguidores de este blog por ver nuevamente juntos, en el estudio o en el escenario, a dos de los más grandes que se juntaron alguna vez: Lalo y Eddie.

Como todos saben, al correr 1973 el maestro Palmieri se hizo de un nuevo vocalista, tras la salida de Ismael Quintana de su orquesta. De hecho, ese tal año 1973 fue fundamental en lo que a vocalistas se refiere, la mayoría se contagió de un espíritu emancipador y libertista al querer buscar en el camino en solitario el éxito. A todos les fue bien, de una u otra manera, pero a Ubaldo 'Lalo? Rodríguez le fue de maravillas. Él mismo señala que se atrevío "a hablar con el maestro y le pedí que me escuchara cantar 'Sabroso guaguancó', un número que él había grabado en los años 60. Me escuchó y se fue. Pasaron unos seis meses y Palmieri regresó a Puerto Rico a buscarme. Nos pusimos de acuerdo. Hicimos una nueva audición y ahí nació Lalo Rodríguez, quien para ese entonces se llamaba Lolo. Mi nombre es Ubaldo. Fue Palmieri, al admitirme en su orquesta, que me bautiza como Lalo".

Así fue como llegó el álbum The sun of latin music, un hito fundamental en la música latina, por la voz encantadora y sobresaliente del nuevo y joven cantante de Palmieri, y por lo atreviso del salto cualitativo, exponencial, dialéctico, que significó ese disco en relación con la obra anterior de Palmieri, quien a decir de muchos es el verdadero Mesías de la música latina.

Ese éxito discográfico y artístico, de niveles post-modernos ilumina hasta el día de hoy la senda de la exploración rítmica y las fusiones, entendidas en el mundo contemporáneo como algo casi natural y necesario. En ese día bonito que se ideó la elaboración de esta pieza fundacional de los nuevos ritmos afrolatinos se gestaba, quizás sin cabal conocimiento de causa, una nueva era en el devenir histórico de la música, como buen seguidor que es de la lógica cartesiana que es Palmieri, exacto, pulcro, dinámico, preciso, lapidario, sensible y enloquecedor. 



Por su parte, a los años que siguieron ese magnífica hazaña se sumaron éxitos a la carrera en solitario de Rodríguez, quien luego de la placa Unfinished materpiece dejó la senda patriarcal de Palmieri para emprender solo, y solo con su soledad. Y así le alcanzaron años de honor y clamor popular, con sus discos más sensibles en plenos ochentas. 

La posibilidad de verlos juntos de nuevo no está agotada. Es simplemente, cuestión de los astros...

 

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