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miércoles, 3 de diciembre de 2008

Desde Puerto Rico a Lima, 54 años, un solo sentimiento




La primera vez que vi a la Ponceña fue en la Feria del Hogar. Era invierno de 1989. El ambiente era más que bueno, como siempre, gente apretada y rostros de ansiedad. Esa noche, cantamos a coro algunas de las canciones del repertorio de la época, como Canción, Sola vaya y Te vas de mí, que fueron culminadas perfectamente por la voz del entonces vocalista Manuel Martinez “Manix”. Era noche de frío, pero el calor de los fanáticos era más que suficiente para entrar en calor, además de dos poderosas razones: las cinturas quebradas de las morenas de la fila anterior a la mía, maleadas pero frescas y cimbreantes, y el trago corto en bolsa que circulaba por nuestras manos. Qué recuerdos.

Para ese entonces, finales de los ochentas, cuando la buena Salsa atravesaba una inestabilidad innecesaria, debido al auge de la sensualidad y la falta de creatividad, sonidos como el de la Ponceña siempre eran una bendición auditiva. Y la Feria era el escenario indiscutible para mostrar a las leyendas de la sabrosura (ya habían pasado por el Gran Estelar Cheo y Rubén en 1984, Héctor en 1986 y Celia con Tito en 1987, por nombrar a algunos) que todavía se mantenían en vigencia a pesar de que las radios se empeñaban en programar música comercial y dejaban de lado a los grandes maestros.

Por esos años, había que ser un afiebrado coleccionista o un fanático de aquéllos para estar al tanto de lo que se venía haciendo, porque de lo contrario nadie se hubiera enterado de los discos de Eddie Palmieri o Ray Barreto de la década del noventa. Felizmente, el gusto por la salsa de adentro siempre ha sido una característica de la gente sencilla que fue inteligentemente aprovechada por algunos empresarios. Esto debería seguir sucediendo en esta década, etapa de resurgimiento y de nuevas propuestas musicales y de fusión.


Al terminar la década del ochenta, la Ponceña entraba en un proceso de quiebre. Una especie de reformulación de su propuesta. Su disco INTO THE 90 trae como sencillos una serie de salsa lentas, nada despreciables, pero con un giro melódico importante y al que no estábamos acostumbrados. Luego siguieron discos de poca relevancia en cuanto a su permanencia en el gusto, salvo tema aislados, a pesar de rescatar de su viejos catálogos a Yolandita Rivera o a Luigui Texidor. Los noventas también son años cruciales por la partida de muchos de sus músicos más emblemáticos, como el percusionista Pequeño Johnny y el bajo Efraín Hernández. La segunda mitad de esa misma década marca el apogeo de las presentaciones en vivo, del cual Lima y el Callao no son excepciones.

Y es que la Sonora de Ponce, desde el lejano 1954 en que don Quique (Enrique Lucca Caraballo, nacido en Puerto Rico en 1912) la funda, hasta nuestros días, con músicos, cantantes y temas clásicos ya consagrados de por medio, sigue siendo la orquesta de mayor sonoridad, presencia y trayectoria de la salsa clásica, tal como la concebimos, allende las influencias de New York y de Puerto Rico, sin que ello signifique que estamos dejando de lado otras bandas u otros sonidos, pero para ser honestos, como la Ponceña para dejar su huella no hay.



Papo Lucca, líder insuperable del piano virtuoso y los arreglos magistrales, quien está vinculado a la orquesta desde 1957, es quien ha sabido encarnar no sólo la propuesta sabrosa de la orquesta de su padre sino más aún, la apuesta por la vanguardia desde el humilde lugar que la historia ya le ha sabido dar por su aporte innegable al establecimiento de este género en el continente, e incluso fuera de él. Este extraordinaio ha sabido elegir muy bien la trayectoria a recorrer, aunque como todo en la vida, ha tenido que manejar aciertos y desatinos, dentro de una carrera musical ligada a las casas disqueras, al vaivén de la moda y las tendencias musicales vividas en estos largos 55 años. Recordemos, por ejemplo, sus propuestas en solitario o con quinteto, que demuestran su avidez por la innovación y la creatividad permanentes, productos tan buenos como el de boleros, el de música tradicional cubana y el de latin jazz.

No puede dejar de mencionarse, ligados a la Ponceña, nombres como Celia Cruz, Toñito Ledee, Tito Gómez, Luigui Texidor, Yolanda Rivera, entre otros. Ni temas como Canto al amor, Huracán, Boranda, Ahora si, Fuego en el 23, Ramona, Hasta que se rompa el cuero, Se formó, entre tantos otros. Con 41 producciones y varios recopilatorios, la Sonora Ponceña continúa vigente, en el escenario de la música caliente y ofreciendo su mejor sonido, como el buen ron, añejado en la experiencia y curtido en la esencia misma del sabor de la gente sencilla, esa que gusta de cantar y bailar, que expresa sus sentimientos más sinceros, que se alimenta el alma con la honestidad que solo un instrumento musical y una garganta bien afiatados pueden ofrecer. Porque la música sigue siendo para los pueblos el alimento del espíritu. Y con un coro sencillo, entre el cebiche vespertino y la helada cerveza, rodeado de amigos y de la hembra que se quiere, una orquesta puede expresar enormes posibilidades de sonidos, ricos en disonancias y harto extensos en derroche de energía y calidad. Esa es una orquesta, así como la describió el gran Tito Rodríguez, nacida y forjada para deleitar al respetable, aplaudida y coreada, así como la Ponceña.


Y para seguir atentos a ellos, acaban de sacar su álbum Otra Navidad Criolla, con salsa alegoricas a las fiestas de fin de año, de entre las que destaca ese viejo clásico que fuera boom del maetsro Carlos Argentino, Vamonos pa´l campo.

Discografía de la Sonora Ponceña

1954 - Felipe y Davilita con la Sonora Ponceña
1968 - Hachero Pa' un Palo
1969 - Fuego en el 23
1971 - Algo de Locura
1971 - Navidad Criolla
1972 - Desde Puerto Rico a New York
1972 - Sonora Ponceña
1974 - Sabor Sureño


1975 - Lo Mejor de la Sonora Ponceña
1975 - Tiene Pimienta
1976 - Conquista Musical
1977 - Gigante del Sur
1978 - La Orquesta de mi Tierra
1978 - Explorando
1978 - Energized
1979 - La Ceiba
1980 - New Heights
1980 - Unchained Force
1981 - Night Raider
1982 - Determination
1984 - Future
1985 - 30th Anniversary Vol.1
1985 - 30th Anniversary Vol.2
1986 - Jubile
1987 - Back to the Work
1988 - On the Right Track
1990 - Into the 90's
1991 - Merry Christmas
1992 - Guerreando
1993 - Soul of Puerto Rico
1993 - Birthday Party
1995 - Apretando
1998 - On Target
2001 - 45 Aniversario
2004 - 50 Aniversario
2008 - Otra Navidad Criolla

Con esta nota, mi saludo a mis buenos amigos Jorge Franco y Raúl Valdivia.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tuve la suerte que mi padre fuera , asi lo considero, un melòmano muy
moderado. Cuando niño encontrè en la radiola National de mi casa varios
long plays de muy buena mùsica, muy plural. Desde clàsicos criollos, mùsica
andina, mùsica de càmara, rock clàsico, motown (la mùsica disco
afroamericana que puso a bailar a los yankees).. los clàsicos de la
Matancera , muchos discos de añejo tango, los discos latinos de la època,
infaltables de las fiestas de El Gran Combo, Ruben Blades y Willie Colòn,
Hèctor Lavoe, Latin Brothers, Williy Chirinos, Oscar de Leòn, mùsica muy
buena, bailables, muy estructurada. El barrio siempre contribuyò tambièn,
en La Victoria es muy comùn la buena salsa , no descubro la pòlvora.

Nunca le preguntè a mi Papà què hacìa el LP doble "Eddie Palmieri, Live At
Sing Sing Vol 2" y el " Tremendo Trìo" de Barreto, Adalberto y la gran
Celia, "Sentimiento" del Cheo Feliciano, me atrevì a escuchar algo
distinto. Tampoco le preguntè sobre la recopilaciòn "Maestros de la Salsa"
de Wille Rosario, Andy Montañez, Willy chirinos y Tommy Olivencia, del
sello TH... a mis 9 años me enterè que habìa una salsa muy buena y no
entendìa por què no era dada a conocer.

Siempre me gustò la buena mùsica. Siempre fui reaccionario a lo fàcil, a lo
popular. Escuchar la letra de Blades te cuestiona la conciencia,. la del
Cheo Feliciano te mueve el alma. Por què esa mùsica no podìa darse a
conocer a la mayorìa de gente?, de adulto lo comprendì. La primera vez que
supe de la Ponceña fue escuchando a Celia en "La Dicha Mia" y me sonaba a
una agrupaciòn muy lejana, no tenìa idea.

Fue en el año 1988 cuando senaba muy fuerte los temas "Canciòn", "Te vas de
mi" y Sola Vaya". Me comprè en Disco Centro el LP y claro, ilògico tener en
la portada de un disco de salsa un guerrero luchando contra un dragòn , de
dònde saliò eso?, y saber que habìa mùsica como "Night Love" o
"Pensamiento". me entrò la curiosidad y me conseguì el LP "Jubilee",
nuevamente grata sorpresa, el guerrero vistorioso regresando del combate en
un disco de salsa? y escuchar el "Jubielo 30", incontenible pieza con 7
coros, "Odiame", "Satin N Lace", "Nunca seràs Mìa", "Fuego en el 23",
"Medley", espectacular disco que para los conocedores no pudiera parecerlo.
Escuchar esos 2 discos fue mi catalizador para el fanatismo que tengo.
Escuchar el piano de Papo es algo fabuloso, un virtuoso en tre los màs
destacados.

(Sigo mañana)

ferarca dijo...

Que delicia, maestro. Exquisitez pura. Usted esta atento a las jugadas y me trae loc. El siguinete en ser entrevistado eres tu, Jorgito.

Mas que amigo, hermano. Un abrazo con mucho ashe!

Anónimo dijo...

Hola Fernando.. sigo con la nota..

Permìteme corregir tu nota porque la primera vez que la Ponceña vino a Lima fue en el 89 (año que estuvo en la feria el gran Eddie Palmieri y coincidiò con otro genio como Adalberto Alvarez que vino a hacer unas presentaciones
poco promocionadas y una grabaciòn a canal 7, RTP) y se presentò en el
Tropical Garden del Hotel Crillòn y en los Sachùn de Miraflores y Trujillo. Tanto fue el suceso que habilitaron otra fecha el 30 de Agosto, a lleno total. Este servidor estuvo en el Crillòn en 29 de agosto, excepcional
show.

Justo por esas fecha mi Tìo Pedro Franco, peridista Editor de la Repùblica, reunìa frecuentemente a colegas en largas noches bohemias y tuve la oportunidad de conocer a Eduardo Livia Daza y Agustin Perez Aldave, y en esas conversas
me orientaron mejor sobre la musica de Papo Lucca y los Gigantes del Sur, sobre sus influencias, las caracterìsticas de la banda, me hablaron de
discos que no conocìa cuando era un mozo de 16 años, me volvì fanàtico escuchando sòlo 03 discos pq me comprè tambièn "On The Right Track" (todavìa conservado en Vinilo), era algo diferente. En el 89 tambièn de casualidad sintonizè "Salsa Picante" que me conectò ràpidamente con esta
vertiente musical extraordinaria y seguìa la programaciòn estrictamente.

La primera vez que llegaron al estelar de la feria fue en 1991 donde estuve las 3 dìas de show, estaba obsesionado con la orquesta. Hablando con cierta
gente que era aficionada a otros generos de mùsica me indicaron que el centro de Lima habìa comercio de discos de todas los gèneros y emprendiendo esa aventura de bùsqueda lleguè a conseguir discos que considero la etapa
excelsa de La Ponceña, del 78 al 82, las producciones "El Gigante de Sur", "Explorando", "Night Rider", "Determination", el mejor disco a mi modesto entender "Unchained Force".. creo que son los años de mas genialidad de Papo donde fusiona el Jazz con la herencia cubana, Chic Corea, Oscar Peterson, Peruchìn, Lilì Martìnez. Por esos años se comenzò a formar ese trìo de cantantes supremos, Miguelito Ortiz, Yolanda Rivera y Toñito Ledee, le ponìan un sello distinto a la orquesta. Escuchar esos discos fue una
experiencia inexplicable.

Como bien indicas en el correo la orquesta sufriò aciertos y tambièn de los otros. No importa, no hay persona y/o entidad que haya funcionado a la perfecciòn toda la vida. Para pena de los seguidores ya no han salido discos tan buenos en estos ùltimos años, pero nos seguiremos aferrando a la
posibilidad de escuchar nuevamente otra genialidad. Aùn asi es mejor que escuchar la abundancia de mùsica comercial y mala que se difunde por
doquier.

Hace poco buscando en Youtube me di el gusto de ver a la orquesta en esos años maravillosos, presentaciones en panamà, Puerto Rico, Nueva York y Cali
Colombia. Escuchar y ver a la orquesta en "La Soledad", "Aunque te Quiero", "Ahora yo me Rìo", "Barra Limpia", "Cuestiones de Amor", "Canciòn", es un
tremendo placer. Queda demostrado que esa orquesta sonaba igual en un set de grabaciòn como en vivo, la misma magia.

Un abrazo Fernando, saludos a tu linda familia.

Jorge