Hoy estamos recordando el nacimiento de uno de los cubanos más universales, reconocido como el indiscutible Rey del Mambo, el sin duda alguna más talentoso arreglista, pianista y bandleader cubano Dámaso Pérez Prado –‘Carefoca’- fue fundamental para crear los fundamentos del sonido nuevo que todos reconocen como Mambo.
Y como dijo Daniel Santos, el Mambo es universal. Aunque todavía se mantiene algún tipo de discusión entre los puristas sobre la paternidad del género, existe casi unanimidad en que Pérez Prado le dio sonoridad original al ritmo por su influencia jazzística y su edad dorada mexicana, elementos que le permitieron ir cultivando distintos aportes e influencias para consolidarlos en su creación suprema: el Mambo.
Comenzó en los años ’40, mezclando la música cubana con elementos del jazz de las big bands, sobre todo música de Stan Kenton, para formar un híbrido contagioso y extremadamente bailable.
Habiendo sido conocido en principio como pianista y arreglador en la Orquesta cubana Casino de la Playa, la popularidad de Pérez Prado se expandió a México, Latinoamérica y , en los ’50, a los Estados Unidos.
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