Con un 48%, muy peleado con el segundo lugar de preferencias, el público votó durante el mes de noviembre por Ray Barretto como el conguero más influyente.
A decir verdad, desde esta ventana considero que la influencia viene dada por el hecho de haber antecedido a los tal vez más exitosos o prolíficos, por el hecho lógico y natural de la cronología, pero si para la voz del pueblo no queda dudas, entonces celebremos.
Nacido en pleno corazón del barrio de Brooklyn en New York, con alma de músico natural, Ray Barretto se constutye como uno de los grandes congueros de la historia de la música. Sus aportes al jazz no se detuvieron tras suceder a Mongo Santamaría en la orquesta de Tito Puente.
En su carrera, fructífera y prolífica, hizo mucho jazz, tomó la vanguardia en sus duras manos y la transformó en algo nuevo, en algo latino, en algo sensacional. Hasta el mismísimo Charlie Parker se fijó en aquel joven capaz de tocar primorosamente las congas con las yemas de los dedos, con las palmas y hasta con los codos. Después de cuatro años con Puente, Ray Barretto se convirtió en el percusionista más buscado en la escena de Nueva York. Compartió escenario con los músicos mas relevantes del jazz y entre ellos es destacable las actuaciones, en disco o en directo, con: Max Roach, Charlie Parker, Art Blakey, Sonny Stitt, Lou Donaldson, Red Garland, Wes Montgomery, Davis, Freddie Hubbard o el gran Dizzy Gillespie.
Por otro lado, su aporte dentro de la Salsa, mayoritariamente logrado durante sus años de consolidación con Fania Records, lo volvieron referente obligado de la fuerza gigante con que lo latino había irrumpido ya en el mundo musical vigente desde la década del sesenta y más sólidamente en los setenta. Durante esos años pasaron por su orquesta vocalistas de la talla de Adalberto Santiago, Tito Allen, Rubén Blades y Ray De La Paz, entre otros. Igualmente su orquesta contó con talentosos instrumentistas como el timbalero Orestes Vilató, el bajista Andy González, el pianista Oscar Hernández, el timbalero Ralph Irizarry y los trompetistas Roberto Rodríguez y René López.
A partir de los ochenta y también en los noventa, la carrera de Barretto no sólo se mantuvo en un lugar de privilegio sino que supo arremeter con álbumes de extraordinaria calidad, como los que hiciera con Celia Cruz y los de su grupo New World Spirit.Un personaje, a decir de muchos, que además de ser un profesional a cabalidad perfecta y un maestro indiscutible, virtuoso en su instrumento y artista impecable, fue por encima de todo ello un ser humano noble y de grandes virtudes. Su paso por la vida fue sin duda alguna un regalo divino para quienes seguimos su música con admiración y respeto. Que viva tu música, Manos Duras!
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