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domingo, 26 de abril de 2009

Fania Masterworks Series – Ray Barretto’s Indestrutible

Nada más acertado por parte de la Fania de reeditar en una serie estupenda sus viejos clásicos, no solo remasterizando aquellas viejas grabaciones o desempolvando algunas reliquias históricas (como San Juan 73), sino haciendo historia viva de la salsa al incluir en sus nuevas versiones bonus tracks con ensayos, primeras tomas, instrumentales o solos no considerados por los productores en las placas originales de los setentas. Ya van varias entregas de la Fania en esta serie maravillosa: Indestructible, Vamonos p’al monte, El Juicio y La Voz. En esta nota, los entretelones de la grabación del disco de 1973 mediante el cual un desolado Barretto intentaba reponerse del duro golpe dejado por la salida de sus músicos en ese complicado año para la historia de la salsa (1973 marca la salida de varios vocalistas de sus orquestas, como Quintana, Miranda y Lavoe) y demostrar que nada ni nadie lo destruiría.

En 1973, los productores de la Fania encargados de sacar al mercado el nuevo disco de Barretto tuvieron el reto de remozar al Ray conguero, tratando de refrescar su propuesta musical y demostrar así que el golpe bajo de la salida de sus músicos tras 6 años de éxitos no lo había derrotado y que tenía varios ases bajo la manga. En efecto, ese año fatídico para la salsa, significó el enrumbe de muchos vocalistas en carreras en solitario, algunas con más éxito que otras, y el quehacer creativo para los músicos, que vieron en esta la oportunidad para empezar desde el comienzo en la mayoría de los casos. En específico, la orquesta de Barretto vio alejarse intempestivamente a Johnny Rodríguez, Orestes Vilató, Dave Pérez, René López y Adalberto Santiago, para crear el conjunto Típica 73.


“Nadie sabe ni entiende la herida que sufrí en ese tiempo y la realización de que hay que levantarse del piso y con sangre nueva echar pa’lante. Es difícil describirlo en palabras, es tremenda herida y tremenda confusión. Mis preguntas en ese momento fueron qué pasó, qué he hecho. Como dice la canción, ‘yo quisiera saber qué yo te he hecho’. Pero analizándolo bien, era cuestión de sus ambiciones y era mi necesidad decidir si me quedaba en el piso o me levantaba. Tengo orgullo y talento, y sabía lo que podía hacer, y cuando pude recuperarme espiritualmente, organicé la banda”, señaló Barretto con ocasión de ese trance, tras lo cual, inmediatamente de conversado con Masucci, sacó el disco The Other Road, plenamente jazzístico, y que le permitió organizarse y organizar una banda.


Para Indestructible, como ya sabemos, Barretto contó con Tito Allen en la parte vocal, dueño de una voz espléndida, clara y brillante, proveniente de la nueva cosecha de salseros de la época. Su paso por la banda, sin embargo, fue corto también, y en 1975 sería reemplazado por Tito Gómez y Rubén Blades. Los años siguientes para Barretto significaron tiempos de experimentación en las armonías, los ritmos y el jazz latino, hasta el reencuentro histórico con Adalberto en 1979.







Luego de tener clara la idea del proyecto, al primer músico que llamó para el proyecto Indestructible, el disco que debía ser perfecto en su carrera por el significado que tendría que llevar a la posteridad, fue Little Ray Romero, un percusionista con el que Ray había trabajado en el pasado, pero que ahora tenía el reto de asumir los timbales. Siguieron el trompetista Manny Durán, más bien cercano al jazz, y el flautista Artie Webb. Pero la idea de Barretto era ser contundente con el sonido, para lo cual, aparte de encargarle al ingeniero de sonido ser más creativo en el proceso de grabación buscó a orquestadores que usaran la armonía como barro entre las manos, como Edy Martínez, Louie Ramírez y Louie Cruz.

La búsqueda más compleja fue la de una nueva voz, que llegara sin la sombra de Adalberto y que aportara frescura a la banda. Probó con Héctor Casanova, pero no estuvo convencido. Al final, Casanova integraría la orquesta de Pacheco tras la salida de El Conde. Tito Allen fue sugerido, ensayó y se quedó. Así de sencillo.



Cuenta Jon Fausty, el ingeniero de sonido de la Fania a cargo del proyecto, que su aporte creativo estuvo en los micrófonos al momento de grabar las congas y los timbales. Detalles tan precisos como cuidar las trompetas y los solos de Ray, estuvieron a cargo suyo en el momento en que se gestaba el disco. Y todo salió bien.


En esta entrega de la serie Masterworks, los temas tienen un brillo alucinado, un sonido que va más allá de los sentidos. Pero lo atractivo del disco está en los agregados, como las tomas de ensayo de Ay no y Yo tengo un amor (versión instrumental), así como los bonus tracks Jazz Guajira, una descarga jazzeada estupenda, y el bolero Las Pascuas.


Solamente queda, prepararse y escuchar con atención esta joya musical, no sólo para los seguidores de Barretto sino para todos los que amamos esta música. Les presento dos temas del Indestructible Masterworks: El hijo de Obatalá y Jazz Guajira. Disfrútenlos!

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