Hace años, leído o escuchado qué más da, supe de la aguerrida figura de la Mendoza, una parte por Leo Ramírez en su programa Su Majestad el Bolero a partir de la colección discográfica de Pepito Sardón, y por otro lado gracias a la locura insaciable de Iván Antezana. Por angas o por mangas llegué al cabal entendimiento de lo que significaba y su voz es, por si fuera poco, una razón incontenible de mulata compleja que encandila a quien la escuche.
Celeste Mendoza nació el 6 de abril de 1930 en el barrio de Los Hoyos, Santiago de Cuba. A los 18 años su familia la llevó a La Habana, donde había ganado un concurso radial de talentos, para finalmente entrar a formar parte del Cuerpo de baile del Tropicana. Fue allí donde se impuso con su manera única de interpretar los ritmos cubanos, acentuando determinadas vocales, como si transmitiera una furia santera, esa mágica e iracunda ferocidad que siempre estuvo con ella.
Celeste Mendoza nació el 6 de abril de 1930 en el barrio de Los Hoyos, Santiago de Cuba. A los 18 años su familia la llevó a La Habana, donde había ganado un concurso radial de talentos, para finalmente entrar a formar parte del Cuerpo de baile del Tropicana. Fue allí donde se impuso con su manera única de interpretar los ritmos cubanos, acentuando determinadas vocales, como si transmitiera una furia santera, esa mágica e iracunda ferocidad que siempre estuvo con ella.
El éxito la acompañó desde su primer disco con Gema Record a los 25 años de edad: “Besos brujos” y “Que me castigue Dios”. Y para cantar, como ella misma decía, “con una tumbadora, un bongó y el bajo suficiente”. Luego del Tropicana siguió el Cuarteto de Facundo Rivero y después comenzó a presentarse como solista.
Tras años de cantar y ser ella misma, su figura siempre estuvo ligada a la fuerza, al encanto de la isla, a eso que Rodolfo de la Fuente llama, la cubanía misma, tan única y tan fuerte, aquella que Benny Moré también exhibió por calles y plazas, y que solo algunos privilegiados pueden exudar como perfume venido desde el alma. Celeste Mendoza era así, única y soberana, como el guaguancó que la distinguió y como el bolero que la atormentó.
Tras giras finales en Europa, al lado de los Muñequitos de Matanzas o NG La Banda, Celeste Mendoza, la Reina del Guaguancó, falleció en La Habana el 22 de noviembre de 1998. Aquí les entrego uno de sus boleros, esta vez de la mano del extraordinario Bebo Valdes en el piano y dirigiendo su orquesta. Disfrútenlo.
08 Nada te puedo brindar.mp3 - Celeste Mendoza con Bebo Valdes
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