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domingo, 12 de julio de 2009

El incansable y creativo Gino Castillo, orgullo del Ecuador

Conversar con Gino Castillo ha sido y continúa siendo un verdadero placer, por sus amplios conocimientos de la música y del escenario actual del movimiento mosical latino y de vanguardia en nuestro medio, pero más aún por su calidad humana. Conozcamos un poco más a este muchachón que conversa con los cueros como si fueran sus compadres más queridos.




Gino, un gusto enorme haberte conocido y poder tener la oportunidad de conversar contigo. Tu primer trabajo como solista es realmente excelente. Mis felicitaciones. Pero esto que ahora exhibes como algo concreto y sólido es algo que se ha formado en años de trabajo y dedicación. Naciste en Quito en 1974 y estudiaste batería localmente en tus primeros años. Cuéntame cómo así elegiste la batería, que recuerdos de esos primero años en tu Ecuador natal. ¿Lo tuyo fue algo así como amor a primera vista con la percusión, como le ocurría a Manny Oquendo que siempre estaba golpeando todo lo que tenía al alcance de la mano?


Pues déjame decirte que para mí también es un placer poder conocerte y es un honor poder hablar contigo acerca de mi carrera.

De mis inicios la verdad es que no tengo muchos recuerdos, tenía 5 años cuando le dije a mi madre que quería ser baterista, pero a decir verdad no me acuerdo muy bien por que decidí con tanta seguridad el instrumento, lo que sí recuerdo es que estaba muy seguro de que era ese, y otro recuerdo que tengo quizás de un poco antes, es estar en el campo con mi familia y robarme todas las ollas que encontré, para en una grada armarme una batería a la que le pegaba con cucharones de madera.

Luego cuando mi madre me inscribió en el conservatorio tuve una mala experiencia, porque al parecer la profesora rusa que me tocó tenía algún tipo de odio a los percusionistas, porque trató de convencerme muy disimuladamente de escoger otro instrumento que no sea la percusión, y claro, logró confundirme, por lo que un año después de asistir a clases de solfeo y piano, me encerré en el baño de mi casa para no ir mas.

Ahí me alejé unos cuantos años de la música, hasta la pubertad donde ese amor se despertó nuevamente, pero claro, confundido como salí del conservatorio, me dediqué mucho tiempo a buscar en los instrumentos el camino que había perdido. Pasé por un conservatorio privado, donde pretendí estudiar violín, pero en tres meses el maestro de instrumento no llegó y solo tuve unas pocas clases teóricas.

Estudié un poco de técnica vocal también con un cantante lírico, entonces quise aprender a tocar piano, pero no llegué a concretar, luego un amigo me enseñó un par de acordes en la guitarra y entré en una etapa más o menos larga como aprendiz de cantautor, volví al violín, pero esta vez queriendo hacerlo bien me fui a buscar una profe privada, con la que no me fue mal, pero un día fui a casa de unos amigos que tenían un grupo y en su sala de ensayo una batería totalmente destartalada, la que ofrecí cambiar por mi violín, que era más o menos decente, claro que yo lo dije de broma, pero ellos inmediatamente me tomaron la palabra y me ayudaron a llevarme la batería a la casa caminando. Bueno, la restauré pieza por pieza y la toqué sin descanso mucho tiempo, al principio sin guía ninguna y luego con un par de profesores locales.

Yo creo que el amor a primera vista en realidad fue con la música, porque al final siempre estoy haciendo de todo, componiendo, cantando tocando percusión.









En 1992 viajas a Cuba, decisión correcta, pero extraña. Cómo así aparece Cuba en tu abanico de decisiones. Y qué significó la experiencia cubana, conocer al maestro Valdés, vivir en la isla tantos años. ¿Cómo fue tu vivencia de la cubanía?


Bueno, la desición de viajar a Cuba fue muy rápida, yo decidí irme un lunes y viajé el sábado. El asunto es que yo soñaba con ser un baterísta de jazz como los grandes ídolos que segíamos: Buddy Rich, Dave Weckl, Steve Smith, Julio Barreto, pero además una novia que tenía se había ido a vivir en Francia, entonces investigando encontré que una de las mas reconocidas escuelas de batería de Europa estaba allá, así que apliqué y me aceptaron, pero quince días antes del viaje, mi novia me planchó y además mi padre que vive hace mas de 20 años en España y que era quien supuestamente pagaría mis estudios en Francia, reveló sus planes de retenerme en España para convencerme de dejar la música y tener una carrera “de verdad”, entonces luego de una caminata de cuatro horas a casa de mi profesor y amigo, y una conversación con la banda que estaba ensayando en su casa, donde estaban varios cubanos, me convencieron del viaje y así fue.


Ahí conocí a Oscarito, que fue mi profesor de batería por muchos años y con quien desarrollamos una gran amistad y claro, por medio suyo, a su padre Oscar Valdés, quien sin pensarlo fué el artífice de mi carrera como percusionista, ya que varias veces en su casa tomando un café me hablaba de la importancia de la percusión en la formación, pero yo no tomaba muy enserio esos consejos, aunque en el subconciente se va quedando y un día mas bien por un asunto religioso y luego de un año de haber dejado de tocar la batería decidí entrar en este mundo apasionante que me tiene absorbido por completo.

Yo me fui muy joven a Cuba y no tenía una identidad muy definida culturalmente, por lo que practicamente me formé no solo a nivel musical en la isla, si no también como persona y eso me permitió vivir de cerca la cubanía y asimilarla como una parte mía, tan mía como la andina, que también la tengo muy clara ahora después de haber regresado, tener en mi espiritualidad dos guías muy importantes llevándome cada uno de una mano, de la una lo negro afro-cubano y de la otra lo indígena mestizo de los Andes. Pienso que contrario a ser un problema, como en un principio pude haberlo sentido, ha sido una gran ventaja y un verdadero orgullo poder entender y sentir esa gran influencia en mi vida y claro, en lo musical.


Una de mis curiosidades más grandes: tu giro hacia la conga y la percusión afrocubana. ¿Fue un paso natural, previsto, o lo tuviste que meditar? ¿Que más cambió en ti? ¿Qué influencias de la música cubana recibiste para terminar de forjar tu solidez profesional?



Como te dije, yo visitaba mucho la casa de Oscar y las conversaciones giraban siempre en torno a la música y a la percusión, y a decir verdad aunque estudiaba mucho, no sentía que el progreso fuera proporcional.

Déjame decirte que soy bastante religioso, pertenezco a la Regla de Ocha o santería, religión africana, y eso tuvo mucho que ver en la decisión, yo estaba pasando por un momento profesional y personal muy delicado, razón por la que había dejado de tocar batería, entonces un día que fui a consultarme con mi Babalawo que es el sacerdote de la religión, vinieron a mi mente todas esas conversaciones con Oscar quien también es muy religioso y al final me dieron la oportunidad de hacer una última pregunta, que fue si debía volver a tocar la batería o dedicarme a la percusión, y la respuesta fue muy clara.

En cuanto a la influencia de la música cubana te diré que no creo que haya sido algo en especial, creo que fue y sigue siendo todo lo que escucho y vivo, desde Beny Moré, pasando por Irakere, la Charanga Habanera, Issac Delgado, Paulito FG, toda la rumba de los solares habaneros, los toques de santo, la zorra y el cuervo, pasarte media vida en bicicleta, en fin, eso y más mientras vivía en Cuba, pero luego de regresar a Ecuador he seguido en contacto con los que se quedaron y con los que se fueron a otros lugares y siguen siendo influencia, Habana Abierta, Kelvis Ochoa, Desemer Bueno, Carlitos Del Puerto, Habana Blues, Robertico Carcasses, en fin, tantos que siguen haciendo buena música y diciendo desde el corazón y con la cabeza.
Y por supuesto que no creo haber llegado ni al principio de forjar una solidez, el camino es largo y espero en algún momento encontrarme, cada vez que termino un proyecto, ya tengo en mente uno totalmente diferente y para el cual tengo que empezar de nuevo desde cero.

En el año 2000 regresas a Ecuador. Tuviste una experiencia de pertenencia a los Cruks, con quienes tuviste giras y grabaciones. ¿Qué recuerdos y vivencias de esos años, incluso en Brasil?

Ah, eso fue muy intenso, yo les debo a los Cruks, entre otras cosas, una gran amistad que sigue después de tantos años. Esa fue mi escuela, con ellos desarrollé este concepto de tocar el set de percusión, o sea, con una mano el timbal, con otra las tumbadoras, con un pie un bombo, y con el otro al mismo tiempo una campana y una clave, a decir verdad, no era al principio algo que me encantara, y ya lo había empezado a hacer pero muy elemental, pero claro, con los Cruks era una necesidad sonora importante, debíamos lograr un sonido bien latino, pero era una banda de pop rock, no una orquesta de salsa, entonces yo sentía esa responsabilidad y me sentaba a estudiar horas para encontrar ese sonido.

Pero no solo eso, después de 7 años trabajando con ellos aprendí muchas cosas que no se deben hacer, jaja, y algo muy importante que aprendí de Andrés Sacoto y es cómo manejar un proyecto desde lo ejecutivo, claro; todavía no logro ponerlo totalmente en funcionamiento, pero de que lo aprendí, lo aprendí, jajaja.

Hicimos varios discos, viajamos el Ecuador entero, y parte del mundo, fuimos a Estados Unidos dos veces, España y Alemania. Una muy linda experiencia de vida. Pero a Brasil no fui con ellos, allá fui invitado como percusionista y cantante del saxofonista cubano Tito Junco y la cantante Carmen Gonzales, que también fué muy interesante experiencia.


Luego de todo ese trajinar y preparación de tu disco en solitario aparece YA LLEGUÉ, que es algo así como un hijo propio. Háblanos por favor de lo que significó sacar adelante tu proyecto, sabiendo de las estrecheces que nuestros países todavía arrastran en cuanto al desarrollo de los músicos y la difusión de su música. Pero también fue el momento de El Show de Rubén Blades.


Sí, ese disco realmente es como mi tercer hijo, fue el resultado de varios años de peregrinaje por proyectos fallidos o fugaces, intenté hacer un grupo de salsa, que no llegó a hacer el primer ensayo, luego quise hacer un grupo con un compositor cubano que tampoco caminó, supongo que por un problema de ego, luego, mientras era profesor de percusión del Berkeley College of Music Extensión Quito junté a varios de los profesores del Instituto de Jazz y formamos la Banda Santa Palabra, con la que grabamos el CD “Un Día” pero que no duró mas de 7 meses.








Es entonces cuando decido intentar organizarme y componer un CD de jazz latino pero además bailable que logro concretar justamente luego de la disolución de los Cruks.

Fue un hijo no solo para mí sino para el productor ejecutivo, el ingeniero de sonido Paul Jacome, quien se involucró en el proyecto desde el principio y que sin él no lo habría hecho, los costos no lo habrían permitido. También agradezco a todos los músicos y arreglistas que se juntaron y no cobraron o cobraron poco por hacerlo y darle el nivel tan cálido que logré en el proyecto, estoy muy contento, en realidad es un sueño y una meta en mi vida cumplida.

Ruben Blades, se suma a esos sueños que se cumplen, bueno en realidad el sueño sería tocar con él, jaajaja, pero el hecho de que escuche parte de mi trabajo y le guste como para recomendarlo es un reconocimiento que vale todos los sufrimientos que puede genrar el involucrarte en proyecto con todos los contras que tenemos en Latinoamerica.


Un día revisando mi correo me llegó un email que decia, Ruben Blades habla de ti, venia de un remitente desconocido y pense: seguro una treta publicitaria para venderme algo, pero la intriga me empujó a abrirlo y encontré un link a la Página de Blades, donde estaba su primer programa de internet, entonces, como soy un admirador suyo me puse a verlo, pero se demoraba y trababa porque mi banda ancha no era tan ancha y lo dejé cargando, luego de hacer el desayuno para mi hijo regresé a verlo y me senté, pero había pasado mucho rato ya y de mi no decía nada, por supuesto confirmaba mi sospecha de que era una manera de hacerme ver el show, de lo que estaba agradecido, porque lo veo siempre desde ahí, pero cuando me disponía a cerralo para salir, dice Ruben, y también escuchamos a Gino Castillo desde Ecuador… eso fue una bomba de emociones en mi cerebro y la alegría me invadió a tal punto que llame a mi esposa para interrumpirla en su trabajo y contarselo. Muchas gracias a Rubén por eso.


Tu disco es un sólido producto de madurez musical, aunque seguramente tú sientes que tienes mucho más por hacer. Y ya sé que estás trabajando en otro proyecto, pero en YA LLEGUÉ haces un paseo perfecto por una propuesta de jazz afro latino muy serio, con mucha influencia cubana y el aporte de músicos de primer nivel. Cuéntanos cómo así llegó la participación de Horacio El Negro Hernández, o la inclusión de la marimba en tus temas. Por su parte, el flautista de tu disco, pone el equilibrio exacto, el puente necesario con el jazz.



Bueno, como te decía antes, siempre que estoy terminando, y a veces en mitad de un proyecto, ya tengo otro cocinándose, creo que es como mantener la llama del amor viva, de ese amor con el trabajo, de no dejar que la rutina acabe con la ilusión.

Ahora mismo estoy en proceso, y espero empezar a grabar lo mas pronto posible, un disco donde he desempolvado esa faceta de cantautor que también tengo muy dentro, esa necesidad de decir algo, ya sea sobre el amor y el desamor o de la inconformidad con el abuso sexual por parte de los religiosos, o mi visión y sentimientos acerca de la migración, o un llamado a cuidar el planeta… esa necesidad de expresarme con la palabra, de permitirme formar parte de ese espacio de la literatura. Mira, yo soy un compositor de inspiración, y tiene mucho que ver lo que estoy haciendo y viviendo en el momento para saber como lo voy a decir. YA LLEGUÉ es el resultado de un momento en mi vida en el que venía de ser profesor en el instituto de música contemporánea de la Universidad San Francisco de Quito, filial del Berkeley College of Music de Boston, que es una escuela de jazz eminentemente, y claro, aunque desde Cuba siempre pensé en tener un proyecto de latin jazz, hasta ese momento en el que me rodeabad de jazz las 24 horas del día, no había compuesto nada de ese estilo, entonces de pronto llegó la musa y me salieron todos los temas que está en el CD.


Poco antes había intentado hacerlo como banda, hablé con varios porfesores de la universidad y formamos Santa Palabra Jazz Latino, con el que hicimos composiciones de casi todos los integrates, es mas, de ahí es que nace el arreglo y la grabación de Azokere, esa es la banda. Pero al final no cuajó como proyecto y decidí hacer YA LLEGUÉ.


La participación de El Negro viene porque el llega al Ecuador para hacer unas Clínicas de Pearl y al ser yo también un percusionista Pearl, me lleva como invitado, entonces en algún momento del viaje le propongo ser parte de mi CD y él con la buena onda que lo caracteriza me dice que sí inmediatamente, y quedamos en contacto para luego de unos meses logralo en su estudio en New Jersey.

La marimba es uno de los instrumentos característicos de la música afro ecuatoriana y para serte sincero una de mis frustraciones, jajaja, entonces siempre pienso que es importante tenerla dentro de los proyectos que lo permitan. Ahhh, el flautista, Jamil Erazo, gran músico y gran amigo con el que hemos compartido otros trabajos era algo que desde el principio pensé, aunque me habría gustado tenerlo en mas temas, fue ahí donde pudimos cuajar, es que su trabajo como segunda flauta de la Orquesta Sinfónica Nacional no le permite hacer muchas otras cosas.








Y esto del ritmo Pachá, como así nace. Y además, una curiosidad por esto del Timbón, que suena muy bien y que resultaría ser una nueva propuesta de mejora de género. ¿Fue eso lo que tenías en mente? Háblame por favor del proyecto Gino Electrónico.

Bueno, el ritmo Pachá nace en Otavalo, un día que me llaman para hacer un par de conciertos con el grupo Winiypa, que es uno de los íconos de la musica indigena del Ecuador, y que a su vez habían invitado a los violines de Ñianda Mañiachi y una de las guitarras del grupo Charijayac, que son los tres grupos mas importantes de la música indigena del Ecuador, entonces debía tocar Sanjuanito, pero en el Ecuador no existe un ritmo establecido en las tumbadoras para el Sanjuanito, así que empecé a tratar de descubrir un ritmo que tenga ese espíritu más bien andino, y luego de mucho darle vueltas lo encontré y fue una de las alegrías mas grandes en mi carrera, porque todos los músicos, conocedores del género aprobaron ese ritmo como oficial para su música.


Pero el nombre nace después de que decidí tratar de acoplar el ritmo a otros géneros como el pop y el funk, y un día que estaba en mi estudio tocándolo y entró mi hijo que en ese entonces tenía cuatro años y me pregunta: ¿cómo se llama la musica que estás tocando? Y le digo, bueno en realidad no tiene nombre, yo me lo inventé, y me dice ah, entonces se llama Pachá, y así se quedó.


Déjame decirte que ahora con mis estudiantes estamos creándolo como un género, más bien pariente de la rumba, ahora tiene cajón peruano, campana, shekeré y coros además de las tumbadoras pronto lo daré a la luz en ese formato.

El timbón de mati es un tema que se lo hice a mi hijo Matías que tiene un espiritu que raza con la hiperactividad, entonces decidí componerle un tema que vaya con su personalidad y salió eso que tiene un espiritu de timba, aunque no es una timba, pero sin ninguna pretención, en realidad solo con ganas de hacer música.

El proyecto electrónico es un proceso que ha tenido dos partes, la primera fue un proyecto que está medio dormido, donde hice una incursión en la tecnología y me puse a jugar con loops electros, luego como parte del juego empecé a montar sobre los loops, bases de temas tradicionales de la música cubana, como el carretero, lagrimas negras, etc; y quedó algo que me gustó mucho, pero que en el medio en que yo estoy no tuvo mucha acogida, así que lo dejé en stand by.

La segunda parte fue cuando gracias a ese primer proyecto me involucro mas dentro de la música electrónica y hasta empiezo a mezclar un poco como si fuera un DJ y se me ocurrió que podría hacerlo en vivo pero con todo mi set de percusión, entonces puse manos a la obra y preparé un set de mezclas de una hora, donde además de mezclar canciones de moda en lo electro y canciones mías que hice para ese proyecto, también tocaba todos los instrumentos de percusión que conozco, en diferentes partes del show, además de cantar un par de temas y hacer scat y emular otros instrumentos con la voz, este proyecto tuvo una buena acogida, es más, estuve 3 meses programado en un discoteca donde tocaba dos días por semana. Ahora también ese está medio dormido, pero uno de los temas que hice, va en el nuevo CD que preparo.

Tu familia Gino, la parte de tu vida que te da el equilibrio, la paz, que te deja que puedas transmitir esa energía en tu música. ¿Cómo es un día familiar para ti? ¿Tu faceta de docente, cómo la desempeñas?

Claro que sí, mi familia es el motor que me permite seguir adelante, ellos son la inspiración y además la fuerza que le hace falta a uno, sobre todo cuando parece que no hay salida, ellos son todo lo que me motiva y todo lo que me hace falta para estar bien, claro; siempre y cuando ellos estén bien primero.

Un día familiar es casi siempre agitado, vamos al cine, a comer, de paseo. Pero nos gusta mucho salir de vacaciones a la playa, estar una semana gozando del mar es algo que nos encanta, ojalá pudieramos hacerlo muy seguido, o vivir ahí sería mejor, jajaja.

Gracias Gino, ha sido una grata experiencia poder saber algo más de ti desde tu propia perspectiva, escuchar y disfrutar de tu música, pero sobre todo, haber conocido y conseguido un amigo como tú, una persona de excelentes calidades humanas y de un gran talento artístico. Mis mejores deseos de que sigan tus éxitos, ojalá mi difusión aporte en algo tu aporte musical y pueda lograr tenerte en Lima para escucharte en vivo.

Bueno hermano, la amistad es algo invaluable y espero que ésta se cultive como ha nacido, limpia y felíz. Ha sido un placer y un honor poder contar contigo para esto y más con tu amistad.

Mucha salud y bienestar. Ashé pa ti hermano.

Un abrazo.







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