Miraflores estaba fresco esa noche. Mientras el Equipo del Blog esperaba la llegada de la Diva cubana, podìamos notar la renovada decoración de La Vida Misma, que se halla en lo que fuera anteriormente el Boleros, emblemático rincón dedicado a la música cubana y que fuera el primer escenario que la cobijó a su arribo inicial al Perú. Y recordé de pronto la noche en la que yo mismo estuve allí, escuchándola en Veinte años, el clásico de María Teresa Viera, desgarrando la noche y endulzando los oídos. Se quedó para hacer música entre nosotros, por amor al Perú y a las oportunidades que le ha representado en su fructífera carrera musical.
La noche avanzaba, pero el ánimo no amainaba. Nos dijeron que debía estar al llegar, saliendo de la consulta médica de rutina de su pequeño niño, el que nació la noche misma del terremoto del sur del 2007. La gran paradoja de la vida le daba vida a un nuevo ser mientras las entrañas de la tierra se la arrebataban a otros a algunos kilómetros de Lima. Por eso es que ella, sin reservas ni remilgos, se entrega a las causas nobles, porque tiene el espíritu solidario de los cubanos nobles y porque siente que debe al lado de quienes la necesitan.
No pasó mucho en realidad cuando bajó ella de un auto blanco. Allí estaba la Diva, elegante, radiante, compleja, señorial. Y nos regaló una sonrisa al vernos. Y nos dedicó una entrevista deliciosa que marca un poco más historia para este Blog y sus seguidores. En este caso, me cuento como un admirador más, entregado y absorto por su magia gigante de cubana amable y perdido en el verde incansable de sus ojos.
Gracias Isabel Iñigo.
1 comentario:
Muy bien, pero muy bien, Fernando... Esta entrevista te salió redonda... Y sí pues, qué recuerdos de ese día en el Boleros, con la gran Isabel y sus músicos... Volví varias veces al Boleros, a tomarme mi mojito... Ojalá que la música cubana y el aire peculiar de la isla mágica vuelvan a respirarse a la grande en alguna de nuestras calles... Allí estaremos, de seguro...
Publicar un comentario