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jueves, 14 de agosto de 2008

El Señorío de Don Santiago



Hay domingos que provoca mucho hacerse de lo peruano, de lo criollo. Y darse un salto a Surco Viejo es una excelente idea. Nada como una buena huatia y un vinito surcanos para sentirse a gusto en domingo, bien peruanos, bien criollos.

Santiago de Surco es un distrito bastante grande, algo que muchos vecinos han cuestionado por el asunto de la administración de la comuna por parte de las autoridades ediles. Hace años, cuando se desató un incendio en una discoteca con nefastos resultados que hasta ahora se lamentan, el tema de la administración de un distrito así salió a la mesa de trabajo.

Santiago de Surco, o simplemente Surco –a pesar de que existe un distrito en la carretera central que lleva este último nombre- es ciertamente grande, pero no por ello deja de ser agradable a la vista, no sólo porque se precia de contar con enormes zonas verdes sino porque, además, es una comunidad de vecinos, zonas residenciales, estudiantes universitarios, niños felices y vino, mucho vino. Santiago de Surco ha ganado 4 veces el título de Distrito Jardín. Su primer alcalde fue don Julio Mendieta y Copello.

El distrito de Santiago de Surco fue fundado el 24 de enero de 1930, mediante Ley N° 6644 del entonces Presidente de la República Augusto B. Leguía. Es uno de los 43 distritos de la Provincia de Lima y el segundo en extensión. Tiene por vecinos al norte a Ate y La Molina, al este a San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo, al sur a Chorrillos y al oeste a San Borja, Surquillo, Miraflores y Barranco.

Todos los caminos conducen a Surco. De hecho, la abundancia poblacional se ha acrecentado en los últimos 15 años. Se puede decir, todavía, que Surco es un distrito de planta baja, arquitectónicamente hablando, aunque ya van apareciendo algunas zonas de edificios residenciales. Surco se convirtió, de facto, en la alternativa más clara al problema habitacional de la década del noventa, cuando los distritos céntricos de Lima fueron rebasando saturados de población.

Surco es un distrito, que por su gran extensión territorial es socioeconómicamente heterogéneo, donde existen zonas claramente diferenciadas, albergando población de todos los niveles, podemos encontrar por ejemplo la zona de Surco Viejo (Venegas y alrededores del Cementerio de Surco), la zona de San Roque y la zona de Casuarinas.


La historia del distrito de Santiago de Surco se remonta a la época prehispánica, cuando sus tierras pertenecían al Señorío de Sulco, el cual estaba surcado por la acequia del mismo nombre. El cronista Bernabé Cobo lo describe como una de las más caudalosas acequias. Según la ordenanza de regadío de 1909, empezaba en el fundo Salinas y terminaba en la Hacienda Villa. El Señorío está dividido en 4 ayllus: el Calla Uno, Centaulli, Yacay, y Cuchán. La capital del Señorío estaba ubicada en la falda oriental del morro Solar y era conocido como Armatampu o Armatambo.


Este Señorío comprendía los distritos que hoy conocemos como Chorrillos, Barranco, Surquillo, Santiago de Surco y parte de San Juan de Miraflores. También existían barrios que formaban la vecindad de Armatambo, como Comuco, Falana o Talana, Chamac o Chama y el Falcón. Otros barrios recibieron nombres españoles, como es el caso de Tejadita o Naranjuel.

El pueblo de Sulco era un pueblo netamente de pescadores y agricultores y tenían ellos una divinidad a la que llamaban Sulcovilca, representada por una roca o peñón. La población disminuyó cuando se fundó la reducción Toledana de Sulco, siendo elegida como sede de reducción el Ayllu de Yacay. Luego a los Jesuitas se les asignó un lugar donde construirían su iglesia Santiago Apóstol en el año 1571.

Durante la colonia, Surco sirvió de residencia temporal a varios virreyes debido a las bondades del clima. El Conde de Cautelar, por ejemplo, residió aquí entre los años 1679 y 1681. Fue el hijo de éste, quien nació en este valle, quién mandó a forrar de plata maciza la pileta de la Iglesia Santiago Apóstol.

Hoy que Lima se vuelve más gris cada vez, y sus escenarios no atraen ya las mismas cantidades de vecinos, Surco Pueblo se vuelve una alternativa familiar de domingo, con el espíritu vivo de criollo viejo y la calidez de las callecitas angostas del centro. La glorieta de la Plaza, frente a la Iglesia, en medio de los restaurantes criollos, se enorgullece de su vista imponente y su lugar privilegiado.




Y para sentarse a la mesa, una cocina a base de leña, un vino surcano y un plato de huatia, perfumada de culantro y rodeada de los frejoles imponentes. Todo un homenaje a la cocina del pueblo, con sabores propios y sencillez de gente noble. Nos vemos en Surco Pueblo, con unos tamalitos, un buen arroz con pato, un borgoñita heladito y un valsecito bien criollo. Buena, maestro!

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Huatia

Ingredientes:

• 1/2 copa de pisco surcano. . 150 gr. de ají amarillo seco
• 1 Kilo de carne malaya. . ½ copa de vinagre
• 1/2 atado de culantro . 50 gr. de ajos molido
• 1/2 atado de hierba buena . Sal, pimienta al gusto
• 150 gr. de ají panca . 2 naranjas de jugo

Preparación:

Se licua el ají con un poco de culantro y hierba buena para que la carne tome mejor sabor. La carne trozada es colocada en un tazón y se mezcla con la preparación licuada, el pisco, la sal, los condimentos el jugo de las naranjas y el vinagre.

Se macera todo junto por espacio de 3 horas. El culantro y la hierbabuena entera bien lavadas se colocan la mitad en el fondo de la olla de barro y colocar la carne trozada encima de estas hierbas y se cubre con el resto de la hierbas, se agrega el jugo macerado de la carne.

Se cocina por un espacio de 20 minutos y se sirve acompañado de yuca sancochada.


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Fotos: Caliro





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