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lunes, 27 de octubre de 2008

El Tango se ha puesto de moda y nadie lo para


Desde siempre, el Tango como expresión músico-lírica del habitante urbano rioplatense, componente de la animalidad ciudadana del hombre de barrio, amante nocturno y trovador, ha merecido un tratamiento especial de parte de los oídos del mundo. Aclamado en escenarios diplomáticos como en barrios pobres, el Tango ha sabido imponerse además como un elemento de fusión, que responde al proceso histórico concreto de la inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente las sociedades rioplatenses, especialmente las de Buenos Aires, Rosario y Montevideo, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.

Musicalmente hablando, tiene forma binaria y compás de dos por cuatro, es clásicamente interpretado mediante orquesta típica o sexteto y reconoce al bandoneón como su instrumento esencial. La coreografía, por su lado, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. Las letras están compuestas, básicamente, con el empleo de un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente en las cosas del amor que sienten los hombres y las mujeres del pueblo, circunstancia que lo emparenta en cierto modo con el blues. Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como un pensamiento triste que se baila.


El deseo sexual, sublimado en sensualidad, y la tristeza o melancolía, derivada de un estado permanente de insatisfacción, son los componentes centrales del Tango. A ello le podemos sumar años de lucha por lograr una presencia en el imaginario popular, una muestra de existencia cultural dentro del escenario musical americano. Y tal como ocurre en la historia, sucede también en el individuo que hace la música y en el baile que lo plasma. Todo es una gran metáfora, la alegoría del dolor, la mítica del arrabal.

El extraordinario genio de Borges destacaba que la música de Tango está tan conectada con el mundo rioplatense que cuando un compositor, de cualquier otra parte del mundo, pretende componer uno, descubre, no sin estupor, que ha urdido algo que nuestros oídos no reconocen, que nuestra memoria no hospeda y que nuestro cuerpo rechaza.

No viene al caso hablar de las figuras legendarias que han hecho del Tango un culto organizado, como Gardel, Canaro o Triolo, o quien sabe Lamarque, Merello o Goyeneche, ya que todos ellos dio algo de su sello para consagrar un estilo duradero en el espectro artístico de Buenos Aires. De lo que se trata en esta nota, es de señalar precisamente lo dispar, lo irreverente, lo que le ha dado una juventud inusitada al viejo Tango de percal. Puede afirmarse, en grandes líneas, que el tango tuvo su etapa formativa entre finales del XIX y comienzos del XX, con la Guardia Vieja, para reposar en las aguas tranquilas de las décadas del 20, 30 y 40, años consagrados a la Nueva Guardia, etapa de consolidación. Pero es sin duda a partir de los años 50 y 60 que, con el Tango de Vanguardia comienza una renacimiento estructural del género.

En 1948 Mariano Mores forma su propio grupo. Otra figura muy notable es Ástor Napoleón Piazzolla, quien influido por músicos como Ígor Stravinski y Béla Bártok, Piazzolla, introduce armonías disonantes y bases rítmicas intensas y nerviosas en un género cuyos cultores tradicionales se abroquelaron para criticar esas innovaciones, finalmente aceptadas por muchos.

Muchos de los músicos de tango posteriores siguen la senda piazzolliana, sin olvidar a grandes músicos anteriores, principalmente Troilo y Pugliese, y a un virtuoso incomparable, Salgán. Con las bases propuestas por Piazzolla y la senda trazada del llamado Tango Sinfónico, las influencias del jazz y las corrientes de fusión más contemporáneas, hoy podemos disfrutar de numerosas vertientes de Tango.

Hoy, tras homenajes a Gardel y búsquedas de las notas incontables del maestro Piazzolla, encontramos en todas las tiendas de discos, producciones de altísimo nivel y diversa complejidad, como las de Gotan Project o Bajo Fondo , Tanghetto o San Telmo Lounge, cada cual más atrevida que la anterior, intentando rescatar el espíritu inquieto y provocador del Tango para vestirlo de nuevos y buenos aires, los de la fusión. Podría decirse, en general que el Tango Fusión es tango electrónico y electrónica jazzística, integrada por músicos y DJ’s, sin prescindir del bandoneón y el contrabajo.

Sin duda alguna, los grupos más sólidos son Gotan Project y Bajo Fondo, aunque el escenario se torna cada vez más variado, no sólo por los grupos de fusión que los hay para todos los gustos y colores sino porque las recopilaciones y producciones que intentan agrupar lo mejor de la movida. En ambos, la idea del Tango como recurso inacabable está siempre presente, en cuanto a su forma musical, conservando la esencia de lo paralelo, de lo alternativo, de lo que se rebela contra las formas clásicas. No así con lo lírico, que va perdiendo piso en este nuevo escenario, y que solo recoge lo que alguna vez ofreció el cancionero porteño.


Miraflores, 12 de noviembre de 2007

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