Nos toca despedir con palabras sentidas al maestro Manuel Acosta Ojeda, bastión último de los compositores conscientes de la música criolla, un hombre de fe en el hombre mismo, que le cantó al amor, a la tierra, a la gente, a la costa y a la sierra, que se paseó por el mundo entero llevando su arte y sensibilidad, bohemia incansable pero por sobre todo un cultivado honbre de tolerancia y aguda inteligencia.
Como se ha señalado en medios de prensa en estos días, el reconocido maestro de la canción criolla y andina partió físicamente esta madrugada a la 01:24 horas en el Policlínico Grau debido a afecciones propias de su edad. A sus 85 años, Manuel Acosta Ojeda partió rodeado del cariño de sus familiares y sus amigos más cercanos.
Manuel Acosta Ojeda, tuvo una trayectoria artística de casi siete décadas en la que fue pionero en integrar la música andina y criolla. Fue parte de una generación selecta de artistas e intelectuales como Luis Abelardo Núñez, Carlos Hayre, Juan Gonzalo Rose, el Jilguero del Huascarán, entre otros, con quienes compartió además un compromiso por la justicia social.
Ocupó diversos cargos gremiales en sindicatos y agrupaciones de artistas, recibió diversos premios y condecoraciones.
El país pierde a un artista integral, un músico excepcional y a un luchador social irremplazable. Queda la tarea de difundir su obra a las futuras generaciones.
Sobre la música criolla solía decir que era necesario que las nuevas generaciones la estudie, ya sea para adoptarla o desecharla pero conociéndola primero. Así enfrentaba el tema del cambio y la evolución natural de las sociedades hacia nuevas formas de expresión artística.
Algunos de sus mejores valses: Siempre, Canción de fe, Puedes irte, Cariño, Madre, entre otros.
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