La aparición del nuevo trabajo de la extraordinaria Concha Buika, al lado del virtuoso pianista cubano Chucho Valdés, marca un precedente absolutamente vinculante para los músicos de varios géneros y los melómanos de distintas corrientes. Se trata de un hito ineludible que ha llamado la atención de manera sobresaliente por muchas razones: se juntan la voz, fuerza y sensualidad de una cantante de por sí controversial y compleja con el talento innegable de un pianista que se recrea a sí mismo constantemente además de ser heredero de una de las tradiciones musicales más contundentes de la historia de Cuba.
No sólo es el nuevo disco de una joven revelación, son que además, El Último Trago marca a mi modo de ver la consolidación definitiva de Concha Buika como intérprete de amplia calidad y absoluta complejidad, dos virtudes que no se suelen hallar en el escenario musical y que no veíamos hace mucho tiempo.
Nacida en Palma de Mallorca en 1972, la cantante cuya familia proviene de Guinea Ecuatorial y que creció entre gitanos, debe su influencia musical a una amalgama casi perfecta entre el flamenco, el soul, el jazz, el funk y la copla. Desde pequeña su talento musical fue evidente, pero no se cuaja hasta que realiza su viaje a Londres a estudiar arte dramático y asiste a un concierto de Pat Metheny. Desde entonces no ha parado en el mundo de la música. Ha incursionado también en la composición, como en 'Ritmo para você', 'Up to the sky' o 'Loving you', todas éxitos dentro de la música house europea. Pero fue por su trabajo Mi Niña Lola es que ha recibido sus máximos galardones hasta el momento.
El trabajo que nos ofrece Concha Buika no es solamente desgarrador y atrevido, encarnado en una aguerrida propuesta de enfrentar los demonios con la voz a flor de piel y derramar las ansias sobre el aire. No. El Último Trago es, más allá de todo, un grito ahogado en homenaje a Chavela Vargas, la voz consagrada que inmortalizó las versiones que ha depurado Buika en esta placa. Por ello, recomiendo enfáticamente Sombras o Luz de Luna, y Un mundo raro o Somos, como las más urgentes medicinas para el alma acongojada o el corazón sediento.
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