Faltaría espacio para expresar solamente lo que significa en lo personal el legado musical de Daniel Santos, algo así como el Héctor Lavoe de nuestros abuelos. Inquieto, despreocupado y engreido por todos, Daniel fue dueño de una voz y un talento innegables y eternos, y hasta la actualidad sigue siendo referente obligado para los intérpretes de boleros y guarachas (hoy, Salsa).
Gracias a Leysser León, mi amigo entrañable, y a Pepe Sardón, mi mentor musical, por darme a conocer y profundizar en el conocimiento de esta figura compleja y querida.
En este día, origa usted Jefe, nuestro recuerdo va a su memoria y escuchamos sus canciones, aprendemos de ellas y nos deleitamos con su estilo, único e irrepetible. Salud con ron!
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