Siempre sorprendiendo y sobresaliendo en la escena musical correspondiente al jazz latino, como de sus mas claros exponentes, Poncho Sánchez acaba de presentar su reciente producción discográfica, siempre para el sello Concord, con el sugerente nombre de Psychedelic Blues, una invitación por demás precisa a la música más entrañable del conguero chicano nacido en 1951.
El lanzamiento oficial del disco, llevado a cabo el pasado 29 de setiembre, es la puesta en marcha de un nuevo proyecto de la ponchomanía, como muchos han consentido en denominar a esta corriente atrapada en los multicolores del soul, la magia envolvente del jazz, la sensualidad del blus y la palabra cautivadora del propio Sánchez.
Y esta propuesta psicodélica no es más que un retorno obligado a las esencias, como lo deja determinado en su homenaje a Willi Bobo a través del Willie Bobo Medley, uno de los mejores temas del álbum, sin duda alguna.
A esta altura, luego de haber estudiado detenidamente la placa, nos quedamos con el gustito agradable de estar nuevamente delante de otra de las piezas fundamentales que configuran la artística de Poncho Sánchez, creativo y feroz, en un momento en que las reminiscencias y las explosiones artísticas siguen siendo absolutamente bien recibidas y exigidas por el público de siempre y el nuevo también.
Poncho se hace acompañar para este su décimo cuarto trabajo con el sello Concord Records de músicos como el guitarrista Andrew Synowiec, David Torres al piano, Javier Vergara en el saxofón, Ron Blake en la trompeta, Francisco Torres en el trombón, el fantástico Tony Banda en el bajo y como vocalista, George Ortiz en los timbales y Joey De León en la percusión y como vocalista. Además, recibe una mención especial el primerísimo trompeta Arturo Sandoval, quien regala algunos de sus solos legendarios como artista invitado.
La exploración que se empeña en realizar Ildefonso Poncho Sánchez es clara: entre la dualidad lingüística, que lo describe y pinta, y la sonoridad abrumadora, sin que ello signifique que arriesgue la calidad o la riqueza melódicas. Por ello, subrayo como imprescindibles los temas The One ways y el propio Psychedelic Blues, que le da nombre a la producción.
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