Dicen los estudiosos del tema, que Sakura, flor del cerezo en japonés, es el nombre bello del amor filial, representado por la fragancia y belleza del cerezo en flor en primavera como símbolo de lo hermoso y eterno de la naturaleza.
Desde su creación durante el período Edo, dirigida a los niños que aprenden a tocar el Koto, la tradicional canción ha sido interpretada desde el período Meiji, momento en el que su letra tomó la forma que se conserva hasta el presente:
sakura sakura
noyama mo sato mo
miwatasu kagiri
kasumi ka kumo ka
asahi ni niou
sakura sakura
hana zakari
sakura sakura
yayoi no sora wa
miwatasu kagiri
kasumi ka kumo ka
nioi zo izuru
izaya izaya
mi ni yukan
***
Yo recuerdo, a pesar del paso del tiempo, que allá por el ya lejano 1994 Salsa Picante se trasladó a las calles, a realizar sesiones de música en vivo y videos. Se trataba de una discoteca de Lince que, por un breve período, se tranformó en un santuario del deleite musical y la buena conversación entre fanáticos, como aquel señor de avanzada edad que decía haber estado al lado de Benny en su visita al Perú, o los dilectos amigos que compartimos este gusto por la buena música, como Iván Antezana o Gustavo Sobrino.
Por su parte, el enfitrión Roy Rivasplata, se esforzaba por exhibir los mejores videos y las producciones más recientes llegadas a su colección, como este bello tema, una canción de cuna tradicional japonesa convertida en una exquisita pieza del mejor jazz latino por Tito Puente.
Corría el año 1994. Estábamos en Lince y sonaba más o menos así:
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